Somos aquelles niñes

Carlos Resio.

Desde hace más de 30 días los gremios docentes en lucha están llevando a cabo acciones directas en contraposición al acuerdo que los gremios UDPM, que aún se asume mayoritario, y Siddep, escuelas de gestión privada, firmaron con la patronal gubernamental aceptando condiciones salariales a la baja. Compañeres del Manifiesto Argentino en representación del Espacio Chacabuco, los visitamos en el acampe que mantenían en inmediaciones del CGE para expresarles nuestra solidaridad y pedirles que se acerquen a nuestro local de la avenida Chacabuco para que nos compartan su experiencia y ponernos a su disposición para acompañarles en la lucha.

En la reunión, efectivamente concretada  a la que asistió la compañera Mónica Gurina de Unión de trabajadores de la Educación, tuvimos la oportunidad de interiorizarnos de los detalles de los reclamos planteados y de sus implicancias. Con el intercambio con las compañeras y los compañeros presentes se pudo obtener una clara idea de los problemas que les docentes enfrentan y visibilizar un nuevo escenario en el que la efectiva participación se ha incrementado y la pérdida de incidencia del sindicato oficialista es evidente. Al perder un único interlocutor, que obturaba la participación, el gobierno provincial quedó expuesto en su manipulación de voluntades y, ante la vista de los docentes pero también de la sociedad, ya no puede esconder su desdén por la educación pública detrás de eslóganes vacíos y palabras novedosas pero sin contenido.

El encuentro nos dio la posibilidad de sumar elementos para la comprensión de las necesidades que sufren los maestros que son sometidos a sueldos misérrimos, condiciones de trabajo muchas veces deplorables y sobre todo al desprecio de las autoridades que no solo no se digna a escucharlos sino que además procede con prácticas persecutorias y de medidas de diciplinamiento inaceptable.

Sin embargo, en esta discusión, parecieran no estar presentes los actores, a mi criterio, más importante de un sistema educativo: los educandos y la sociedad a la que pertenecen. La acuciante y urgente situación de les trabajadores de la educación y la intensidad de la puja con los gobiernos de todas las jurisdicciones, desde hace mucho tiempo, vienen postergando las discusiones que hacen a la médula del sistema educativo nacional y lo dejan a merced de decisiones inconsultas, autoritarias y muchas veces nefastas como fueron por ejemplo el cierre de la discusión “Laica o libre” durante el gobierno de Frondizi que permitió a universidades privadas otorgar títulos habilitantes, la descentralización llevada a cabo por la dictadura de Onganía en 1968 que transfirió la educación básica a provincias y municipios y luego el traspaso definitivo de las escuelas secundarias a las órbitas provinciales dispuesta por el gobierno de Carlos Menem entre 1993 y 1997 con sus nueva estructuración que terminó de asestar un golpe fatal a la educación argentina y ponerla al servicio de intereses ajenos a las necesidades del país.

Desde este último hecho y por los condicionamientos de hierro a los que quedó sometido, el sistema educativo de nuestro país no ha podido recuperarse a pesar de los esfuerzos y de los importantes aportes de les docentes y los que desde el estado nacional se le ha hecho durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. La educación en general, salvo el sistema universitario público, que aún espera una nueva ley, ha quedado supeditado a las posibilidades reales de cada provincia lo que ha producido el desmembramiento, la atomización y el empobrecimiento de la estructura educativa cuya consecuencia es una enorme desigualdad en los niveles recibidos por los estudiantes de las 24 jurisdicciones además de haberse perdido el rol que el sistema educativo cumple en la cohesión nacional.

Este devenir no es casual y es un eslabón más de los mecanismos de sujeción con que los intereses extra nacionales y las clases dominantes de nuestro país construyen el escenario para desarrollar sus propios intereses. La elocuente declaración del ministro de educación Estéban Bulrich en la que expresó que el sistema educativo argentino debía educar a unos pocos para que creen y den trabajo y a las mayorías para que aprendan a disfrutar su vida de incertidumbre. Nunca se dijo con tanta claridad el propósito de la derecha nacional en lo referido a la educación aunque estos propósitos siempre estuvieron a la vista en sus gobiernos y en los de facto, representando ambos a los mismos intereses anti populares y anti democráticos como son el mercado, las iglesias y los intereses foráneos.Así es como las élites a las que pertenece el ex presidente Macri se educan el colegios carísimos como el Newman en los que apenas aprenden a hablar pero si a vincularse socialmente con lógica economicista mientras que al resto les corresponde “caer” en la educación pública para mal aprender los contenidos que se suponen necesarios para ingresar en el mercado laboral.

Es por esto mismo que mantener a los docentes en permanente lucha por su subsistencia y mostrarlos como díscolos y revoltosos para aislarlos de los demás miembros de la comunidad educativa y la sociedad sirve para evitar que se discuta el verdadero fin de la educación que es la de formar ciudadanos protagonistas de su propia liberación y del engrandecimiento nacional. Las sociedades de los países que han comprendido esto, se comprometen con la educación de sus hijes y vecines y consideran a les docentes y directives de la educación como miembros distinguides.

No solamente el aumento de los presupuestos y su participación en el producto bruto debería ser lo que nos ocupe en este aspecto. La discusión del modelo de país, a lo que violentamente se opone la ínfima minoría dominante, es lo que debe resolverse y a partir de ello elaborar un modelo educativo acorde. Cuando la generación del 80 el siglo XIX propuso un sistema educativo y promulgó la ley 1420, precisamente promulgada por la novedosa oligarquía nacional, tenía un claro proyecto de país que el contexto internacional y las condiciones locales les permitían imaginar, un país próspero para una élite. El devenir posterior logró importantes avances basados sobre esa misma ley y quizá no previstos por quienes la impulsaron. Pero esos avances, que permitieron la aparición de nuevos sujetos políticos que pujaban por la idea de país soberano, justo e independiente, hicieron que la reacción conservadora pusiera manos a la obra para torcer esas tendencias y desde entonces se viene luchando y perdiendo de vista el verdadero eje de la discusión.

No hay persona que ante la pregunta sobre cuál es la alternativa para que nuestro país salga del estancamiento no responda que es a través de la educación. Sin embargo, les es imposible definir a qué tipo de educación se refieren, cuáles deben ser sus contenidos y mucho menos cuales deben ser sus objetivos. Entre otro de sus logros, el capitalismo pudo imponer el concepto utilitarista de la educación y que se repita irreflexivamente que se debe educar para el trabajo. Esto no es un fenómeno solamente argentino. En su libro La tragedia educativa, Guillermo Jaim Echeverri menciona investigaciones en las que se determina el cambio de expectativa de los estudiantes norteamericanos que en apenas una década cambiaron su interés por estudiar para ser mejores personas a el de hacerlo para tener más dinero. La confusión de la sociedad acerca de la calidad educativa es otro de los aspectos sobre los que ha trabajado la derecha. Mientras los consultados en Argentina acerca la calidad de la educación en un 56% indica que es de mala calidad, preguntados acerca de la educación de sus propios hijos, el 75% indica que es muy buena; claro desatino cultural.

Ante la evidente decadencia de un otrora pretendido sistema educativo de vanguardia destruido por dictaduras, gobiernos antipopulares y errores de los gobiernos populares que pudieron transformarla. ¿Pudo ese mejor pasado educativo formar ciudadanos virtuosos para el presente? ¿cuánto tiempo esperará nuestra sociedad para hacerse cargo de aquello que declama que es el camino para nuestro desarrollo? La democracia argentina se debe esta tarea primordial para sus sostenimiento y en un mundo donde las derechas y el fascismo campean y rompen los diques de resistencia, las sociedades se ven cada vez más en la dificultad de relacionar las causas con las consecuencias habiendo permitido que el show de los multimedios reemplacen al milagro del aprendizaje creativo y liberador que propuso, entre otros, el gigantesco Paul Freire.

Neil Postman, sociólogo estadounidense discípulo de Marshall Mc Luhan,aquel que definió que “El medio es el mensaje”, nos dice: “Los niños son los mensajes vivientes que enviamos a un tiempo que no hemos de ver”. Somos el mensaje viviente que nuestros mayores enviaron a esta época, seamos capaces, entonces, de imaginar y reescribir el nuestro para no avergonzar a las futuras generaciones que lo reciban.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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