sábado, octubre 5, 2024
El Manifiesto ArgentinoManifiesto ArgentinoOpinión

Al “influencer” todo, a la maestra ni justicia

Por Carlos Resio.

Estoy convencido que para que en una sociedad haya menos enfermos es necesario mejores docentes y no mejores médicos, para que haya un medioambiente más sano mejor buenas maestras y no más guardaparques, para lograr una buena convivencia mejor es que haya buenos maestros y no más policías, para que las sociedades sean más prósperas, más que lluvia de capitales, necesitamos maestros bien pagos y así siguiendo con lo que quieran mencionar. Claro que mejores maestros y maestras solo se podrán lograr si las sociedades así lo requieran,siempre y cuando haya una conciencia nacional, descolonizada y con un claro compromiso de emancipación para que los mejores docentes también posean las mejores condiciones. Esto es con una política en el mismo sentido y realimentando ese anhelo social necesario.

Carlos Resio en La 99.3 el 14 de junio de 2023

No se ven marchas multitudinarias de padres y estudiantes pidiendo mejores condiciones para los maestros, tampoco en protesta por el maltrato que reciben. Pocas cosas encuentro más críticas que la elaboración e implementación de una política educativa coherente con el desarrollo del país hacia el destino que deseamos. Primero hay que definir qué destino nacional deseamos. ¿País factoría y proveedora de materia prima con mayorías al borde del hambre o país justo, con desarrollo autónomo y un pueblo con conciencia de dignidad?

En su libro La tragedia educativa, de 1999, Guillermo JaimEtcheverri ya alerta sobre una declinación en los niveles educativos y trata de buscar una explicación no tanto en lo que pasa al interior de las escuelas sino en el cambio social que se estaba operando. Y este cambio consiste en la pérdida de “la riqueza, la complejidad y la diversidad del tesoro acumulado por la humanidad a lo largo de su historia” (p. 10), esto es la homogenización de la cultura, la pérdida de la capacidad de reflexión, la disolución de la autoridad.

No es mi propósito desarrollar los procesos sociales y políticos que llevaron a este estado de cosas y menos decir que tan mala o buena es la educación que hoy se imparte en nuestras aulas pero mi sensación es que no vamos por buen camino. Desde el regreso a la democracia y después del fracaso del II Congreso Pedagógico Nacional en el que el diablo metió la cola mediante su participante mejor organizado, la Iglesia Católica, llevándolo al fracaso, no ha habido nuevos debates sino el de terminar de desmembrar lo que quedaba de la educación pública al transferir todos los servicios a las provincias y convertir el sistema educativo en 24 fragmentos en los que la nación perdió injerencia y la desigualdad pasó a ser el rasgo distintivo dependiendo de la capacidad económica de cada provincia y la de sus sociedades. La educación privada pasó a ser la estrella del modelo en el que el anhelo para nuestros hijos es más el parecer que el ser y desde donde se comenzaron a impulsar nuevo paradigmas utilitaristas y de dilusión de jerarquías unificando el pensamiento y quitando de los programas la profundización de saberes y el carácter crítico del pensamiento. La fiesta menemista se llenó de “countries”, “colleges” y el deseo de viajar a Disney World.  Después de la resaca, para algunos, los que aún viven en “countries”, mandan a sus hijos a “colleges” y viajan a Disney, subsiste la idea expresada por el entonces ministro macrista Esteban Bullrichde que el sistema debe educar a dos tipos de ciudadano, el que genera trabajo y el que debe trabajar y aprender a disfrutar de la incertidumbre.

La idea de que la escuela debe formar individuos para insertar en el mercado laboral es para mí un concepto funesto y es el que ha prendido en nuestra sociedad, sobre todo en las clases populares, quitándole prevalencia a la formación de la persona tanto en su individualidad como en su calidad de miembro de una comunidad. La valoración de conocimientos culturales, éticos, humanistas, de lógica clásica y de disciplinas duras como la matemática parecen haber sido reemplazadas por “saber hacer cosas” y entonces poner el acento en aquellas disciplinas que son funcionales a este propósito y dejando de lado a aquellas. En el camino, el docente pasó a ser solo un “facilitador”, pero no en el sentido propuesto por Pablo Freire que alienta la construcción de conocimiento a partir de las propias particularidades sino en uno que guía en la adquisición de datos pre digeridos y propuestos por intereses muchas veces contrarios a los propios.¿A quiénes benefician las propuestas de “coworking”, “STEAM”, “flipedlearning” para la formación de emprendedores “start up” de un mundo siliconizado que asegura ejércitos de mano de obra barata para los empleos del futuro cercano y consumidores irreflexivos de espejitos de colores? Los maestros no son intercambiables con la informática.

Ni siquiera sabemos en qué vamos a trabajar mañana, la inteligencia artificial parece ser la exterminadora de oficios y subjetividades. El diseño y fabricación de robots serán hechos por robots.

Mientras tanto la massmedia antes y la internet y sus redes ahora no dejan tiempo para la reflexión crítica, la lectura o el intercambio cara a cara. Y mucho menos para enterarnos de lo que pasa con el sistema educativo, que lo que estamos desatendiendo es la vida de nuestros hijos, que ayer fuimos nosotros mismos y que quienes tienen la llave de sus cerebros son las maestras que a cambio de lo que piden, salarios dignos, condiciones aceptables y capacitación acorde, reciben gas pimienta en los ojos cuando no palos en la cabeza.

¿Qué sistema educativo forma a chicos que ven como única salida laboral integrarse a alguna de las “fuerzas” para luego apalear a quien hasta ayer fue su maestra? ¿Cuál el que educó a padres que denostan a los docentes que reclaman para ser mejores para sus hijos? ¿Qué sociedad es la que dice que no hay salida sin educación pero destina a sus maestros salarios de hambre y les quitan autoridad ante sus hijos llegando a veces a agredirlos?

Lo problemas planteados son múltiples y lo que indicaJaim Etcheverry queda evidente si observamos cuáles son los consumos culturales y los deseos aspiracionales de las mayorías populares, sobre todos aquellas que “caen en la educación pública” y luego sin capacidad crítica y manejando un pobre vocabulario de no más de 300 palabras imaginan que una banda de facciosos millonarios gobernarán para mejorarles la vida. Dice el autor:“La ignorancia de los jóvenes es nuestra propia ignorancia… Un espejo que nos refleja con una fuerza que, por lo menos un instante, incomoda. Aprenden tan bien lo que les enseñamos que no encontrarán nada en Dante o en Borges, en Miguel Ángel o en Pettoruti, en Shakespeare o en Cortázar, que les sirva para escalar la cumbre de nuestra pirámide social… la tragedia se aloja entre las paredes de nuestras casas y refleja fielmente nuestros valores” y agrega “Estamos demasiado informados, pero poco pensados”.

Pensar que estos procesos son efecto de la naturaleza humana, del clima o del color de la tierra es pura ingenuidad cuando no vergonzosa ignorancia. El futuro de incertidumbre que hoy como antes angustia a gran parte de nuestros jóvenes, que ven en la educación obligatoria solo un mal trago que hay que soportar no es sino el resultado de errores políticos y falencias del campo nacional, popular y democrático y las pacientes acciones de los intereses antipopulares de origen nacional e internacional que se mueven en el tablero mundial ubicando sus fichas en el juego que mejor conocen, el de sojuzgar a los pueblos para esquilmarlos y para ello convierten las mentes de los individuos en el verdadero campo de batalla.

La lógica del entretenimiento y del espectáculo entra en la escuela con el mismo estudiante y no tiene rival. En la pantalla de los celulares se muestra el mundo mágico que encandiló a Pinocho y lo aspiracional ocupa el espacio que debería ocupar aprender por el valor del saber y no por las posibilidades del repentino éxito personal. Los influencers son los que atraen la atención mostrando lo que se logra acumulando seguidores a cambio de la nada misma. Un influencer con 100.000 seguidores en Instagram puede ganar entre US$1500 y U$S 2000 por mes impulsando el consumo de lo que sea a través de posteos publicitarios que la compañía agrega a sus propias publicaciones. Esto garpa más que leer a Dostoievski, a Lugones o interpretar una partitura con la guitarra. Por supuesto que la generalización sería injusta si deja afuera del análisis a tantos chicos y chicas a los que se les han presentado otras oportunidades y se esfuerzan por aprovecharlas. Pero el azar y la fortuna no deberían ser el modo de distribuir las oportunidades sino que debería ser la aplicación de una decidida acción pública dispuesta a poner, de una vez por todas al sistema educativo al servicio de un proyecto de país que incluya a todos los argentinos y que deje de lado los intereses sectarios que ponen palos en la rueda por mantener porciones de poder ya sea desde facciones religiosas o de concentración económica que no tienen otro interés que el de mantener privilegios.

La política le debe a nuestra sociedad, entre tantas cosas, poner en agenda a la educación como una herramienta fundamental de transformación y liberación de conciencias para que se generen las condiciones a partir de las cuales el pueblo pueda reescribir un destino de felicidad para si y futuras generaciones. Pero también es responsabilidad de las sociedades la de prestar atención a tantos años de declive y si realmente cree en la importancia de la educación, que será pública o sino será un negocio,debe asumir sus propias responsabilidades y entender que a  las maestras y maestros no se los apalea, se los defiende, se camina junto a ellas y se las valora porque son sus manos las que moldean la arcilla que mañana conformará el perfil de nuestra patria. Nada mas, nada menos.

Mi total solidaridad con los docentes de todo el país que están siendo agredidos y denostados por los gobiernos y a veces por sus propias sociedades. Especialmente para los docentes misioneros que vienen luchando desde hace tanto tiempo en condiciones adversas, a veces con la incomprensión de sus propios colegas.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *