Para no balearse en un rincón

Carlos Resio.

Que difícil momento está viviendo la democracia argentina, otra vez. Ayer vimos a la vicepresidenta de la Nación, a quien hace apenas 90 días intentaron asesinar y la estadística, quizá parecida a la de acertar al quini 6, le salvo la vida, declarar ante lo que ella llamó un pelotón de fusilamiento. Aún esta escandalosa figura se queda corta, lo hizo frente a sicarios. Lo escandaloso es que este mecanismo funciona dentro de la institucionalidad. El sistema democrático está en coma dice Eugenio Zafaroni y yo digo, el cuerpo social también.

Carlos Resio en La 99.3 el 30 de noviembre de 2022

Muchos nos preguntamos cómo es posible que después de 40 años, una generación y media, parece haberse esfumado la valoración que tuvimos de la democracia, los horrores de su pérdida y los sacrificios para su recuperación e inicial sostenimiento. ¿Nos convencieron del fracaso mientras prepararon su retorno? ¿No nos merecemos a nuestro país? ¿No somos capaces de construir una nación que nos incluya a todos? ¿No es posible y debemos aceptarlo?

El filósofo coreano Byung-Chul Han, en su libro “Capitalismo y pulsión de muerte” se pregunta esto mismo y en uno de sus capítulos introduce ¿Por qué hoy no hay posibilidad de ninguna revolución? Y en su respuesta nos da una pista acerca de cómo hemos sido convencidos de que no vale la pena la democracia y aceptemos procesos ominosos como el que sufre Cristina Fernández y otros blancos de este nuevo capitalismo o declaraciones como la de Luis Juez, quien quiere ser gobernador de Córdoba, expresando que la democracia no le cambió la vida a nadie. Hay una sensación de que poco puede hacerse. Han ensaya una respuesta en la que asegura que la derecha ha trabajado, y hasta ahora exitosamente, en un mecanismo en el que reemplazó el sistema represivo con que contenía las resistencias en contra de su modelo por uno nuevo en el que convierte al sujeto trabajador en un emprendedor independiente, que corre tras su propio éxito haciéndolo responsable de su fracaso y en el que al tratar de identificar al enemigo se ve a sí mismo llevándolo al resentimiento y la depresión sin encontrar a quien culpar por lo que elige como blanco de su frustración a quien le indican los medios masivos. De esta manera, el capitalismo somete al trabajador sin tener que derrochar sus recursos en fuerzas represivas. No solo esto dice el filósofo, sino que también ha llegado al extremo de convertir a la economía colaborativa en una trampa en que solo se precariza a los trabajadores y concentra aún más el capital como se demuestra en la profusión de plataformas en que los trabajadores se sienten socios del negocio cuando en realidad son explotados por este.

En un reportaje realizado en esta radio a un licenciatario del servicio de taxis de Posadas que se encuentra en la protesta por la modificación la ordenanza para no permitir la transferencia, venta, de licencias, quedó en evidencia su defensa a un sistema cerrado, poco transparente y en el que los conceptos de servicio público, propiedad concedente de las licencias y respeto de derechos básicos están confundidos. El taxista confunde la tenencia de una licencia que la municipalidad entrega de forma gratuita y luego se comercializa y la equipara a un fondo de comercio. Ante esta situación y la intención municipal por ordenar el sistema es inevitable el conflicto. La precarización de los trabajadores, que en un 85% son choferes sin la licencia del servicio, se hizo evidente cuando reconoció que no se puede tener empleados en relación de dependencia. Y este es el estado de cosas, de no ordenarse y regularse como corresponde, en que se promueve la proliferación de plataformas como Uber y Cabi Fi como mencioné antes y se explica uno de los aspectos de la idea de ByungChul Han.

Este proceso de aislamiento y fragmentación de los actores sociales que facilitan a los poderes concentrados a través de los medios de comunicación, gobiernos de derecha y, ahora, el poder represivo y disciplinante del sistema judicial a trasladar la responsabilidad de sus penurias a sí mismo y a un sistema democrático que no da respuestas prepara el escenario para la irrupción de propuestas autoritarias, de soluciones mágicas y de segregación como una tabla de salvación a la que luchan por aferrarse quienes alguna vez estuvieron en mejores condiciones y la deformación informativa no deja ver que quienes están abajo no son el enemigo sino quienes como él son víctimas del mismo proceso que beneficia a una minoría que se esconde tras la mentira y el engaño. Y esto es una mecánica difundida en mayor o menor medida en todo el mundo, literalmente, todo el mundo.

Dicho lo anterior, creo que la tesis del filósofo coreano debe ser analizada, en cuanto a sus efectos, en el contexto en que estos elementos se desarrollan. Una cosa es este conjunto de acciones y mecanismos actuando en la vieja Europa donde los procesos democráticos de posguerra fueron generando una calma, quizá conformista, sin grandes sobresaltos en la que el músculo social y político fue perdiendo tonicidad y otra es su aplicación en países de nuestra región donde los umbrales de tolerancia, institucionalidad y conflicto han estado en permanente tensión desde los procesos de independencia y hay una historia de retrocesos y avances, muchas veces heroicos, que permiten una variedad de actores y de tradiciones de lucha que permiten esperar una reacción virtuosa. En el caso de la Argentina, viendo la vitalidad de muchas organizaciones de base y su crecimiento, además de la determinación de no perder el centro del ring por parte de Cristina Fernández y tantos compañeros y compañeras dispuestos a enfrentar el intento de la derecha violenta, cipaya y poderosa pero aun socialmente minoritaria, por regresar a terminar el trabajo reiniciado den 2019, esta vez con experiencia y ferocidad, permite, creo, imaginar un 2023 de reagrupamiento organizado que logre mostrar a la sociedad argentina la necesidad de volver a intentar un gobierno nacional y popular que intente reencausar el país y darle a la Argentina una nueva oportunidad de encontrar su camino virtuosos que se inició en 2003.

Es posible que esta pobre conclusión mía tenga mucho de optimismo voluntarista. Tal vezmi ilusión de que en 2023 volvamos a tener un gobierno nacional y popular sea un razonamiento para encontrar la motivación para no bajar los brazos ante el espantoso panorama que imagino en caso de un retorno de Macri y su banda mafiosa al gobierno. Pero si no intentamos, basados en estos acicates y de forma convencida, encontrar los caminos para lograr la unidad necesaria que exprese los argumentos que convoquen a nuestra sociedad a un nuevo intento de alejarnos de la oscuridad neoliberal, no solo quedaremos a merced de lo peor que ha dado la política argentina en los últimas 5 décadas sino que en caso de un eventual triunfo no sabremos modificar las condiciones que han llevado a nuestra democracia a estar en estado de coma y nuestro destino seguirá siendo el de Sísifo y estar condenados por generaciones a realizar un esfuerzo vano.

No es describiendo al enemigo, sí, al enemigo, como vamos a lograr salir adelante. Si desde el campo nacional y popular no se entiende que no es con el “masomenismo” como se vence a fascismo, que no podremos derrotarlos apoyándonos solamente en la fortaleza  de una sola mujer, empeñada a dar una batalla mitológica, sino en el conocimiento y decisión de un pueblo que es el objeto de la pulsión de muerte del capitalismo, tal como título Han su libro, nos vamos a adentrar aún más en la oscuridad y los tiempos de sufrimiento y violencia serán los que nos reciban.

En definitiva, o creamos nuestros propios motivantes trabajando por ellos o caemos en el pesimismo cínico de la derrota anticipada que nos muestra la pantalla. Si verdaderamente no queremos, como se dice en el tango Afiches, ver a nuestra Patria vender sus últimos girones, deberemos comprometernos con verdadero esfuerzo para no tener que balearnos en un rincón.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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