El dolor de ya no ser

Por Carlos Resio.

La frase “que bien estábamos cuando estábamos mal” puede ser referencia para los gobiernos de Néstor y Cristina cuando nuestras quejas, críticas y señalamientos no nos permitían ver, quizá por la contemporaneidad, tal vez por propia incapacidad de análisis o también por la acción de noticias falsas y el “lawfare”, la enorme cantidad de logros, avances y realizaciones que se sucedían y, sobre todo, el terreno ganado en la redistribución de ingresos a favor de las clases trabajadoras, populares. Hoy visto a la distancia, después del período macrista y el decepcionante gobierno del Frente de Todos, aquel período es el Paraíso Perdido. Si hubiéramos tenido cabal conciencia de lo logrado es posible que hubiésemos puesto mayor empeño en conservarlo y sobre todo a la luz de lo que ocurrió a partir del primer segundo después de asumido Federico el breve.

Carlos Resio en La 99.3 el 7 de junio de 2023

No estoy dispuesto a entregar el gobierno de Alberto Fernández aunque me indignen sus claudicaciones, dobleces y evidente incapacidad en ciertas áreas importantes. Fue el gobierno que supimos, pudimos ofrecer, y nadie puede hacerse el tonto diciendo que Alberto Fernández decepcionó. Más seguro es decir que las ilusiones fueron un exceso. Tampoco pueden sacar los pies del plato les dirigentes que acompañaron, incluida la propia Cristina. Así y todo, la distancia y el tiempo seguramente reconocerán un digno manejo de la mayor pandemia en 100 años afrontada con un sistema de salud destruido, recordemos que no había un ministerio, un default que no permitía tomar deuda para financiar el sostenimiento económico que provocó el aislamiento y cientos de obras públicas paralizadas sino destruidas. Después vino la guerra y la sequía que  también fueron hechos reales. Claro que hubo errores, y Alberto está lejos de representar las líneas que se propusieron hasta 2015 pero también es cierto que no hubo un ámbito de discusión al interior del frente donde su propuesta fuera puesta en disputa y todo lo que hubo fueron críticas públicas y veladas sobre hechos consumados como si se criticara desde la oposición. Por tanto me parece que no es el camino a seguir el señalamiento desde el pedestal de los infalibles. Pero sí creo que este nuevo proceso debe ser conducido para evitar un estallido y que las varias candidaturas de quienes dicen tener la solución luminosa llegando la agresión interna vayan en camino de depurarse en un sentido dirigido a construir una idea más o menos clara para proponer al pueblo que ya bastante ha esperado y soportado. No ya tratando de recrear lo perdido sino imaginando una nueva propuesta que responda al actual escenario político, nacional e internacional que es bien distinto al de los buenos tiempos.

Un retorno de la derecha al gobierno me resulta inaceptable e insoportable y a pesar de que algunos compañeros y compañeras afirman que ya está gobernando la derecha, y entiendo este punto, nada se compara con lo que imagino será un nuevo gobierno cambiemita sin importar el candidato que asuma. Y no es que haya que hacer un ejercicio de imaginación demasiado exigente porque esta ve si nos están diciendo que es lo que harán si gobiernan. O al menos intentarán hacer porque confío todavía en la resistencia popular para enfrentar la barbarie de la derecha fascista que se nos ofrece en caso de ganar las elecciones.

El tango Cuesta abajo, de Gardel, habla de pérdida y derrota. En su primera estrofa habla de “El dolor de ya no ser” y termina rendido en la última estrofa diciendo “sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá”. Y es la letra que escucho a algunas compañeras y compañeros que están dispuestos a bajar los brazos o a dejar el barco para irse tras algunos cantos de sirena, individualidades iluminadas o incluso algún resentido que aprovecha para meter el dedo en la llaga. Tenemos la angustia de haber perdido aquel buen momento, muchas veces idealizado, y también haber perdido el rumbo hacia un mejor futuro de inclusión tronchado por el período amarillo. Pero al contrario del cierre plañidero del tango que no ve salida a la desdicha, creo que aunque algo groguis aún estamos en el centro del ring y la pelea no está terminada.

El mundo y la región no son los mismos que en diciembre de 2015 y lo que imaginamos entonces para este momento es enormemente diferente a la realidad actual. No creo que nadie en su sano juicio haya pensado que la derecha iba a permanecer inmóvil luego de su derrota de 2019 y si así fue ya debe haber quedado desengañando. El inicio del gobierno del Frente de Todos fue apenas el primer paso en un dificilísimo camino y estamos entrando a una nueva etapa de la senda. Como dije antes, los procesos necesitan una conducción que facilite el arribo a una idea que interprete el nuevo momento y que concite el alineamiento de dirigentes y pueblo detrás de ella. Si confiamos en Cristina Kirchner como una tiempista experta podemos pensar que aún tenemos una oportunidad. Aunque no pareciera ser el ánimo de votantes y dirigentes a la vista de los dardos al interior del Frente y el desconcierte de militantes y ciudadanes del palo en general. Esta incertidumbre se puede ver en el dilema entre reconstruir y ampliar el Frente de Todos y las opciones por fuera que comienzan a manifestarse ante la posibilidad de la candidatura de Sergio Masa o Daniel Scioli que representan la posición acuerdista dentro del Frente de Todos. Incluso con ellos dos por fuera de cualquier armado amplio si es que se les cierran las puertas.

Este dilema y la cavilación que se expresa entre militantes, deja siempre un ojo atento hacia la posibilidad del cambio de posición de Cristina por presentarse como candidata a presidenta, ilusión que se mantendrá hasta el último minuto del 24 de junio a pesar de las reiteradas y enérgicas negativas de la vicepresidenta. Y también debeos saber que ella, ¡¿cómo no?!, se puede equivocar.

Difícil tarea para la militancia la de posicionarse ante estas opciones. ¿Vamos tras una propuesta que contenga los anhelos populares de todo o nada o nos allanamos a la construcción de un frente tan amplio que incluya no solo lo posible sino también alguno puntos que van decididamente en contra de nuestros intereses?

La primera opción es propuesta por dirigentes tanto dentro del Frente como por fuera con referentes que también reconoce a Cristina como conductora pero expresan no ser representados por el Frente de Todos. Para la segunda opción las posibilidades son mas confusas y complejas porque a diario y en una dinámica enloquecedora entran y salen dirigentes a tal velocidad que muchas veces no se sabe si están yendo o están viniendo como en el caso de la canción Corriente Alterna de Leo Masliah.

Creo que estas opciones no tienen sentido si no definimos primero las prioridades y objetivos. ¿Estamos dispuestos a no dejar de lado ninguna de nuestras convicciones aunque esto lleve a que vuelva a gobernar la derecha con la posibilidad de que esta vez el ciclo sea por tiempo indeterminado?, ¿o nuevamente decidimos bajar las pretensiones para renovar la oportunidad de seguir controlando cierta parte del poder y tratar de cortar los caminos de quienes pretenden transformar a nuestro país n una tierra invivible para las grandes mayorías? ¿Vamos a dejar que la derecha fascista de Macri, Bulrich, Larreta y Drácula se adueñen de los logros de Vaca Muerta, el boom de litio entre tantas riquezas que estarán a disposición a partir del 2024 y decidan nuestro lugar en la nueva configuración mundial?

Por ahí van las decisiones y en función de las respuestas a estas preguntas serán las estrategias para organizar la resistencia o recuperar la iniciativa y pelear por un nuevo gobierno nacional y popular.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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