Subibaja

Carlos Resio.

Sospecho que hoy en día los subibajas no están entre los juegos más demandados por niños y niñas y voy a apelar a la memoria de largo plazo de oyentes de mayor edad para no tener que describirlo. Debajo de los extremos de este juego de plaza, el punto en el piso, que generalmente es de tierra, donde hacen contacto los pies al impulsarse se forma una depresión que después de la lluvia queda lleno de agua durante algunos días. Entonces, el plus del juego era balancearse manteniendo los pies sobre la tabla del subibaja e intentar no llegar al piso para no mojarse el culo. Algunas veces, a pesar de los esfuerzos nos manteníamos algunos minutos en que ninguno de los dos contendientes podía hacer bajar al otro. Nos divertíamos barato, aunque nos esperara un tirón de pelo en casa si llegábamos embarrados.

Carlos Resio en La 99.3 el 26 de octubre de 2022

La novedad de la creación de una zona franca en Encarnación con una disminución el IVA, según lo expuso el diario Primera Edición en su publicación del domingo 23, generó algunas reacciones de este lado del puente que estimo exageradas o al menos sobreactuadas. ¿En serio que 5% de IVA es determinante? Las exclamaciones desde la cámara de comercio local y de algunos encumbrados comerciantes de electrodomésticos no se hicieron esperar y repartieron culpas hacia todos lados y como única salida proponen la creación de una zona especial aduanera que proteja el comercio posadeño. ¡Y hasta recuerdo a quien propusiera que toda la provincia sea una zona franca!

Como en el juego de mi infancia, comerciantes posadeños y encarnacenos, por lo menos desde la construcción del puente para acá, han luchado en el subibaja del tipo de cambio para mantenerse arriba en las ventas y evitar el frío en los glúteos que les produce la falta de clientes. Los mecanismos para sostenerse lejos del piso fueron y son de los más variados. Encarnación tomó la delantera y aprovechó una década entera después de la construcción del puente que gracias al uno a uno menemista, la malaria que en el mediano plazo produjo entre las clases populares posadeñas que iban a estirar sus sueldos en los supermercados, las pilcherías y la compra callejera y la avidez de la clase media por las cavas españolas, el caviar vaya a saber de dónde y la novedosa electrónica estrafalaria, mantuvo el subibaja inclinado de tal forma que el comercio local estuvo sentado en el agua un buen tiempo. Recuerdo la oscuridad de la avenida Uruguay casi de punta a punta y las persianas bajas y oxidadas. En esos años llegaron a irse por el puente hasta 400 millones de dólares anuales en una provincia en que la economía se iba a pique, las chacras se regalaban y los barrios de emergencia se formaban en Posadas y otras ciudades de Misiones. Mientras tanto, Encarnación se fue convirtiendo en otra ciudad, en La Perla del Paraná, aprovechando también las inversiones de la EBY que les dejó una enorme área comercial en la cabecera del puente y una hermosa costanera con playas “cool” donde se desarrolla, gracias a inversores de distintos lugares de su país, un interesante circuito gastronómico otrora inexistente. A partir de ahí la disputa es otra, ya no es el pueblito del que venían las villenas. Encarnación se sofisticó.

Como la necesidad tiene cara de hereje y había que sacar la cola del agua, el comercio local comenzó a mostrar algunas buenas ideas y el subibaja empezó a balancearse, incluso manteniendo a los dos participantes separados del piso por más o menos distancia según la temporada  hasta que el uno a uno estalló en 2002, el dólar se multiplicó por 4 y el hipermercado Libertad de Posadas pasó a ser el de mayor venta de todo el país, los distribuidores de vinos de calidad se forraron y las sonrisas volvieron, sobre todo si al que atendían era un visitante de la vecina orilla. La implementación de los ahora 12 para impulsar el consumo interno y el crecimiento del poder adquisitivo fueron en el mismo sentido. Una vez recuperada la relativa tranquilidad, el comercio volvió a la vieja cantinela, “con este nivel de impuestos no se puede trabajar”. Y entonces vino Macri, y tengo la sensación que votado por muchos de los beneficiados por las políticas de la primera década y media de este siglo. Y se sacaron los impuestos. . . a los ricos. Y volvió la malaria, esta vez no daba ni para ir a comprar en frente.

Desde el regreso al gobierno del espacio nacional y popular y apenas superada la primera etapa de la pandemia, con una buena gestión sanitaria y organizativa de la nación pero también, hay que decirlo, de la provincia, el comercio comenzó una vigorosa recuperación que se sostuvo al menos hasta la explosión inflacionaria y ahora de nuevo está mostrando caras de preocupación. Lo que me resulta poco original y nada creativo es el regreso del señalamiento al gobierno nacional como el único responsable de la posibilidad de un enfriamiento en las ventas y que como única propuesta se vuelva a insistir, sin explicarlo demasiado y sin indicar a quien beneficiaría, con la creación de una zona de régimen especial aduanero para enfrentar la ofensiva encarnacena porque, según expresa el testimonio de un comerciante en la nota mencionada antes, “Paraguay tiene un nacionalismo que nosotros jamás vamos a poder tener. Paraguay tiene resoluciones inmediatas cuando tienen un problema o por lo menos tratan de encontrar la solución”. ¿Y el ahora 12, ahora Misiones +21, ahora canasta, ahora góndola, ahora patente y ahora 30? ¿Acaso no son medidas que subsidian el consumo para que el comercio funcione? Según lo publica el portal economis en su edición del 27 de septiembre último, el consumo misionero se sostuvo y con el apoyo de la Nación, los programas Ahora pasaron de facturar $500 millones por mes en abril a facturar $1500 millones en agosto último. Sin embargo, para el comerciante entrevistado, los paraguayos sí que saben hacer las cosas. ¿Y, que esperaba este señor, que su competidor en el subibaja le va a regalar la ventaja?

La verdad es que me encanta ver los negocios llenos en nuestra ciudad y también me produce cierta amargura cuando veo a mis conciudadanos hacer sus compras del otro lado, sobre todo cuando las divisas se van para comprar lucecitas de colores o artefactos y chucherías de los que se puede prescindir. Y es por esto que creo que en lugar de buscar las soluciones solo en la asistencia del estado, que seguramente criticará cuando el beneficiado sea el desocupado que recibe una ayuda alimentaria, el comerciante debería sientirse socio de su comunidad y sus gobiernos y que las exigencias y apoyo sean en ese sentido. Por ejemplo sumándose a los pedidos por el gasoducto y las obras de infraestructura que durante tanto tiempo se le negaron a nuestra provincia y que la mantuvo en el atraso y el estancamiento o exigir al gobierno provincial que abandone el marketing vacío para reemplazarlo por verdaderas políticas de desarrollo que incluyan a toda la sociedad y no solo a un grupo de privilegiados. Y que de esta forma el pueblo misionero deje de ser el que peores sueldos recibe en el país y se convierta en su nueva clientela. Eso sí, los pícaros que se aprovechan y abusan con los márgenes, recuerden que Encarnación está aun paso.

Cuando jugábamos al subibaja estaba prohibido recibir ayuda de terceros que tocaran la tabla, a lo sumo recibíamos el aliento de los amigos. Eso sí, si nos hacían trampa¡no se nos ocurría invitarlos a tomar la leche a casa!Guardo cierta ilusión de que nuestros amigos comerciantes comprendan esto y no se les ocurra volver a apoyar a quienes les hicieron trampas. Pero eso es porque soy un iluso.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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