Aserrín, aserrán…

«El 50 por ciento del equipo que tenemos está ocioso» en la industria foresto industrial, según el consultor Ronald Vera, a cuyo diagnóstico se suma Román Queiroz, de la Amayadap, quien advirtió que «la baja se siente en un 15 por ciento y ya no se aguanta más», por lo que no se descarta que «cuando ya no damos más, viene la reducción de horas y finalmente la reducción de personal”.

“Cayeron un 60 por ciento los créditos hipotecarios» y el impato afecta directamente a la industria foresto industrial, pra el que “las perspectivas no son las mejores”, según afirmó el consultor del sector Ronald Vera.

La crisis económica, la alta inflación y la reducción en la obra pública y privada dieron como resultado un freno a la demanda, devenida en una sobrecarga de stock en aserraderos, se asegura en el diario El Territorio, donde Vera advirtió que todos esos factores «repercuten directamente porque dependemos de que la gente construya para vender los productos. Con la caída de la obra privada y la pública vemos un promedio anual bastante poco alentador».

“Actualmente el 50 por ciento del equipo que tenemos está ocioso, pero de igual forma seguimos intentando salir al mercado y aprovechar las oportunidades”, contó Vera y dijo que hay una necesidad explícita de “abogar de manera conjunta entre el Estado, las empresas y los profesionales, en apostar a que se sumen tecnologías como solución a corto, mediano y largo plazo, que permita a las pequeñas industrias madereras ser más competitivas para poder recuperar y sostenerse en el mercado”.

De su lado, el vicepresidente de la Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (Amayadap) y secretario general de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) Román Queiroz, explicó que en la actualidad “estamos viviendo una incertidumbre constante, no sabemos cómo terminará todo esto”.

«La baja se siente en un 15 por ciento, ya no se aguanta más, porque además sabemos que la inflación va a terminar comiendo a la devaluación y no podremos vender ni afuera ni tampoco en el mercado interno”, sentenció el empresario, quien admitió que «con la devaluación creímos que se abría un nuevo panorama en cuanto a exportaciones, creímos que el precio del dólar permitiría sacar los productos al exterior y descomprimir el mercado interno, pero no podemos hacerlo sin ayuda, sin financiación, entonces nos estamos quedando con los productos”.

Finamente, advirtió que “lo primero que hicimos en los aserraderos es stockearnos, pero eso resulta muy caro, entonces después, cuando ya no damos más, viene la reducción de horas y finalmente la reducción de personal”.

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