El Obelisco

Por Eduardo Parise.

Nadie duda que el símbolo musical de Buenos Aires es el tango, aunque muchos todavía sigan difundiendo sonidos que poco tienen que ver con nuestra cultura. Pero si hablamos del símbolo edilicio de la ciudad, el máximo representante es el Obelisco, una construcción que ya fue declarada Monumento Histórico Nacional… y pensar que alguna vez hubo intención de demolerlo y hasta lo llamaron “armatoste sin sentido” y “bodrio en perspectiva”.

Eduardo Parise en La 99.3 el 4 de abril de 2024

Empezaron a construirlo el 20 de marzo de 1936 y dos meses más tarde, el 23 de mayo, a las 3 de la tarde, se hizo la inauguración. El trabajo estuvo a cargo de la empresa alemana Compañía General de Obras Públicas (conocida como geopé por sus iniciales), una empresa constructora de mucha actuación en argentina y en toda américa del sur. La crearon en 1913 como filial de la compañía Philipp Holzmann.

Si será importante esta empresa que entre otras obras locales participó en la construcción de la Galería Güemes, el Colegio Nacional Buenos Aires y las canchas de Boca y Racing, además del primer subterráneo de la ciudad. También construyó otros edificios importantes en la capital y en el interior del país.

Pero volvamos al Obelisco. En esa obra trabajaron 157 obreros. Para construirlo usaron 680 metros cúbicos de cemento y 1.300 metros de piedra calcárea traída desde Córdoba. En los trabajos debieron sortear los túneles del subte y hasta los restos de una vieja usina subterránea. Durante la construcción también hubo una tragedia. Un obrero italiano llamado José Cosentino murió al caer en una de las bóvedas que se hacían para poner los cimientos.

El Obelisco fue ubicado en la denominada Plaza de la República, en el cruce de las avenidas Nueve de Julio y Corrientes. Lo construyeron para festejar el cuarto centenario de la Primera Fundación de Buenos Aires, realizada por Pedro de Mendoza en 1536. Mide 67 metros y medio de alto. Adentro tiene una escalera marinera con 206 escalones, 7 descansos y en su cúspide hay cuatro ventanas. La base tiene casi siete metros de cada lado. La obra fue pensada por el arquitecto tucumano Alberto Prebisch, uno de los más destacados profesionales argentinos del Siglo XX y representante del modernismo. El costo de la construcción fue 200.000 pesos.

Claro que para poder instalar la Plaza de la República y el Obelisco, primero hubo que demoler el edificio de la iglesia de San Nicolás de Bari que estaba en ese lugar desde 1767 y también era un edificio histórico. Ese templo no sólo fue la primera gran parroquia que tuvo Buenos Aires: allí, el 23 de agosto de 1812, por primera vez en la ciudad, se hizó la bandera argentina. Pero hubo un juicio que ganó la municipalidad porteña y la última misa se celebró en ese lugar el 16 de agosto de 1931. La nueva sede de la iglesia, en la avenida Santa Fe al 1300, se inauguró en noviembre de 1935 y en 1937 fue elevada a la categoría de basílica menor.

En 1938 hubo algunos problemas con las lozas originales que cubrían el obelisco y eso generó fuertes discusiones. Lo que ocurrió es que algunas de esas lozas se cayeron y un año después hubo quienes promovieron su demolición. Inclusive se votó en la legislatura y por 23 votos a favor y uno en contra se decidió que había que derribarlo. La demolición estaba promovida por la ordenanza 10.251. Pero distintas gestiones y el veto del intendente lograron salvarlo, aunque se hicieron modificaciones: se sacaron las lozas que lo recubrían y se las reemplazó por revoques de cemento imitando la forma de aquellas lajas.

En 2018 se anunció que debajo del obelisco y su área de influencia se iba a construir una megaestación que uniera trenes, subtes, combis y colectivos en un solo lugar: es decir, en el corazón del centro porteño. Pero por ahora sólo quedó en proyecto.

Los obeliscos tienen una larga historia en el mundo. Se los define como monumentos con forma de pilar con cuatro caras y terminados en una cúspide. Los primeros se hacían en un solo bloque de piedra. Se cree que el primero lo ordenó construir en el Antiguo Egipto el faraón Userkaf, de la dinastía quinta, 2.500 años antes de Cristo.

Lo cierto es que con sus casi 88 años de historia (los cumplirá el 23 de mayo próximo) el Obelisco porteño sigue allí y su figura, fotografiada por propios y extraños, está presente en el mundo como símbolo de Buenos Aires. Y el tango lo tiene presente en sus letras. Por ejemplo en “Tristezas de la calle corrientes”, de Domingo Federico y Homero Expósito; en “Un sábado más”, de Chico Novarro y en “Obelisco”, de Hipólito Torres.

Eduardo Parise

Eduardo Parise es periodista. Nació en Buenos Aires en 1952 y estudió Periodismo en el Instituto Grafotécnico – Escuela Superior de Perodismo entre 1970 y 1971. En 1972 trabajó como redactor en el diario Río Negro, en General Roca. Después estuvo en distintas publicaciones nacionales entre ellas los diarios La Razón (en Buenos Aires, tanto en su edición matutina como vespertina; primero como redactor y luego como editor), Clarín (editor del área de Policiales, tanto en su versión impresa como digital) y El Libertador (en Posadas, Misiones). Desde septiembre de 2010 hasta diciembre de 2016 fue redactor de una columna titulada “Secreta Buenos Aires” que se publicó cada lunes en Clarín. También fue redactor o colaborador de revistas de las editoriales Abril, Perfil, Atlántida y del Semanario El Ciudadano. Y fue redactor del servicio nacional e internacional de la agencia Télam. En radio condujo el programa “Isla de Tango” en la FM La Isla, de Buenos Aires y desde 2009 a la fecha es conductor del programa “Tres Siglos” en la FM 92.7 La 2×4. También, desde marzo de 2021, produce y conduce “Tangos de allá ité”, en la FM 99.3 La Voz Capital, de la ciudad de Posadas, Misiones. En sus actividades estuvo acreditado en distintos momentos en Casa de Gobierno, Tribunales y Congreso Nacional. Además cubrió las campañas presidenciales de 1983 y 1989, viajando por todo el país.

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