El litio nuestro que no nos pertenece

Mirta Botzman.

Hasta muchos de los economistas y analistas que con buena voluntad apoyan abiertamente al presidente y su gestión están diciendo que en la situación actual no se puede seguir haciendo la plancha. La situación no se resuelve con el sólo paso del tiempo, sino que, por el contrario, cada vez se pone más crítica. No se trata de ir a gritar a algunos actos sobre la necesidad de la unidad y el pedido de que no dejemos que nos dividan, el presidente que es el que toma las decisiones, como a él mismo le gusta reafirmar, debe dejar de validar acciones que tiendan a la desunión del Frente de Todos (FDT). Los votantes del FDT que padecimos los cuatro años del macrismo tenemos clarísimo que hay que estar unidos y que la desunión nos conduce a una nueva derrota electoral del campo popular, de la que seguramente volveremos a ser las principales víctimas del triunfo de la derecha.

Mirta Botzman en La 99.3 el 2 de junio de 2022

Aún aceptando la idea del gobierno que no hay posibilidades de aplicar retenciones a las exportaciones de granos, ni poner cupos de exportación que son las herramientas más difundidas a nivel global para disociar los precios internos de los internacionales para proteger a la  población de los schocks externos y garantizar su alimentación, el gobierno dispone de otras herramientas e instrumentos. Lamentablemente, en momentos como el actual Vicentín hubiera jugado un rol importante como empresa testigo, pero todavía queda YPF agro que no se está utilizando o inclusive la creación de una empresa nacional de alimentos que pueda poner coto a la remarcación descontrolada no sólo de los fabricantes y productores de alimentos sino también a toda la cadena de intermediación y comercialización de los mismos.

Estas ideas no son ni nuevas ni originales y si me da a mí para mencionarlas estoy segura que en los equipos económicos del gobierno hay la inteligencia y recursos para implementarlas, sólo estaría faltando la voluntad para enfrentar a los sectores de poder que tiene de rehén a todo el pueblo argentino.

El problema de no tener la voluntad de enfrentar a los poderes concentrados nacionales y extranjeros no nos complica solamente el presente y nos condicionó en el pasado, sino que limita seriamente nuestro futuro como país soberano. Hoy nuestro país está de frente a varias posibilidades para en el futuro dejar de ser dólares dependientes del sector agropecuario y siete empresas transnacionales que controlan el comercio exterior de granos a nivel mundial, pero depende del diseño que se realice ahora nuestro futuro independiente de los poderes fácticos. Se trata del litio, del gas y petróleo de los yacimientos de vaca muerta e inclusive el gas de la cuenca marina frente a las costas bonaerenses y la siempre valorada potencia nuclear de nuestro país.

No soy experta en estas materias, ni mucho menos, aunque si entiendo la importancia estratégica que tienen estos sectores para nuestro futuro. Voy a tratar de compartir con ustedes una síntesis de parte de lo que fui leyendo sobre estos temas.

En relación al litio, Argentina es el cuarto productor mundial de litio, que hoy es un insumo clave para la fabricación de la batería de ion de litio recargable que hace funcionar los vehículos eléctricos. Puede que la composición química de la batería cambie en el largo plazo y que el litio sea reemplazado por otro elemento, pero eso es a largo plazo. En los próximos años, Argentina, junto con un puñado de países, dominará la oferta del tan buscado metal.

Pero además de la geología, el contexto geopolítico -regional y mundial- es propicio para que Argentina pise fuerte en la transformación energética que se viene. El secreto para Argentina estará en saber aprovechar el momento. De nuestros vecinos regionales, los otros países con importantes reservas de litio son Bolivia, Chile y más al norte México. La adopción masiva de vehículos eléctricos (VE) en el mundo responde a las políticas de emisión cero para 2050 que asumieron más de 20 países y 70 gobiernos sub-nacionales. La demanda de litio podría multiplicarse por 40 para el año 2040 y se estima que la actual oferta no será suficiente para satisfacer las necesidades globales. Alrededor del 80% de la demanda de litio es para fabricar las baterías que hacen funcionar los VE, cuyas ventas mundiales aumentaron 40% en 2020 y podrían ascender a 70% en 2021 y 22.

La batería de ion de litio también se usa para alimentar los celulares, computadoras, y demás dispositivos electrónicos que utilizamos a diario. Es además fundamental para la transición mundial hacia el uso de energías renovables -como la solar o la eólica- gracias a su capacidad de almacenar esa energía. Se podría decir que la batería de ion de litio marca el rumbo del desarrollo en el Siglo XXI. No por nada sus inventores recibieron el Premio Nobel en 2019. Junto con Chile y Bolivia, Argentina es uno de los pocos países que hoy están en condiciones de responder a la explosión de demanda de litio que está comenzando. Más del 50% de los recursos de litio globales que se conocen hoy están en esos tres países, en una región conocida como Triángulo del litio. Pero, y lamentablemente siempre tenemos un pero, a diferencia de Chile y Bolivia, Argentina no tiene una empresa nacional del litio, se habló de una empresa al estilo de YPF pero del litio, pero a cambio de eso el país ofrece una política agresiva de incentivos a la inversión privada especialmente extranjera, incluyendo la garantía legal de estabilidad fiscal por treinta años, y otros beneficios impositivos y no me queda claro que a cambio de estos estímulos se haya establecido algún tipo de obligación en términos ambientales, de divisas, de ventas al mercado interno, etcétera.

Evidentemente el gobierno argentino no piensa como los gobiernos chileno, boliviano o mexicano para quienes el litio es un recurso estratégico. Tan estratégico que no son pocos los analistas que piensan que en gran parte el golpe de estado contra Evo Morales estuvo vinculado al litio y la decisión de su gobierno de armar una empresa nacional que incluso produzca las baterías en el país, asociado a capitales extranjeros pero con control del gobierno boliviano.

No sé si será por el cogobierno con el FMI y la avidez por divisas para cumplir las pautas y metas acordadas con el organismo para pagar la deuda, pero el tema es que por una inversión actual podemos estar hipotecando el futuro. No estoy segura si se modificó la ley minera del menemismo, creo que no y la verdad es que es una ley que habilita a las empresas mineras a llevarse el mineral en bruto sin obligación de procesar nada en el país, exportan por declaración jurada igual que los exportadores de granos y por los mismos puertos rosarinos y se les permite la remisión de las utilidades en dólares obtenidos a precio de ganga en el Banco Central.

Chile, sin restringir la inversión privada tiene una empresa nacional al estilo de la empresa del Cobre que no fue modificada por el pinochetismo ni ningún gobierno posterior y por lo tanto tiene el control de las divisas por la exportación del mineral. Ahora, para el litio explotado por el capital privado estableció la obligación de vender 25% de lo producido al mercado doméstico a un precio preferencial, garantizándose así un porcentaje de disponibilidad interna.  Hace algunos meses, México y Bolivia convocaron al país a formar una especie de OPEP del litio, pero el gobierno por ahora esquivó la convocatoria y los dos países hermanos convinieron en trabajar en conjunto, sin la integración argentina, aunque supongo y espero que no será demasiado tarde y el gobierno podrá revisar la estrategia adoptada.

Gracias a esa política de atracción y a la creciente demanda global, Argentina logró importantes inversiones privadas en la última década que hoy suman una cartera de 20 proyectos de desarrollo de litio en distintos estados de evolución. Cuando todos los proyectos de la cartera de litio estén produciendo, el gobierno argentino espera triplicar las 40.000 toneladas de LCE que actualmente exporta el país, la mayor parte de la producción de LCE va a Estados Unidos.

En la actualidad, la producción de litio argentina proviene de dos proyectos a cargo de empresas privadas: uno en el Salar de Olaroz, en Jujuy, y el otro en el Salar del Hombre Muerto, en Catamarca. El litio que se extrae de esos salares se somete a un proceso químico en el país para obtener carbonato de litio (LCE, por sus siglas en inglés), el componente que se usa en el cátodo de las baterías. Parece increíble que el país no pueda conseguir una empresa nacional para industrializar la materia prima y fabricar las baterías, aunque sea asociada a una empresa extranjera, cuando hay una demanda internacional garantizada para muchos años. El carbonato de litio que produce Argentina responde a los estándares de pureza que demanda el mercado de baterías, lo que constituye una ventaja competitiva en relación a la de otros países. Las empresas que manufacturan vehículos eléctricos compiten entre sí por el nivel de pureza del carbonato de litio que usan en las baterías, y también por la sustentabilidad y huella de carbono de toda la cadena de producción, empezando por la extracción del litio, una ventaja adicional de nuestro país hasta ahora.

Frente a una demanda mundial en aumento y un contexto geopolítico favorable, Argentina podría ser un engranaje clave de la revolución energética global que acaba de comenzar. Pero la ventana de oportunidad es pequeña y el reloj ya comenzó a marcar los tiempos, en muchos países se está explorando en búsqueda de obtener litio, el gobierno tiene que salir de la inmediatez y pensar estratégicamente en el futuro del país.

Cambiando de tema, la historia de nuestro país en relación a la energía atómica se remonta, por lo menos, a la creaciónpor Perón la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), a fines de mayo de 1950. Diría que así de larga es la historia de presión por parte de Estados Unidos para limitar el desarrollo de nuestros avances en la materia. Es muy largo de describir todos los avances y por economía de espacio solo voy a referenciar el último episodio de injerencia norteamericana con la muy probable y lamentable complicidad que siempre encuentra en algún funcionario. Aparentemente en este caso es la pelea de EEUU con China la que sirvió de argumento.

26 de abril pasado, el senador Oscar Parrilli envió una nota a la Comisión de Minería, Energía y Combustible para que cite al secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación, Gustavo Béliz, para que informe sobre las demoras en aprobar el financiamiento de seis proyectos considerados estratégicos y cuyo financiamiento se había acordado con China durante el gobierno de Cristina. Además de las represas Kirchner y Cepernic de Santa Cruz, está también señalada la represa de Chihuido I (río Neuquén), la central térmica Manuel Belgrano, el anillo energético AMBA I (fortalecimiento de líneas de transmisión) y dos proyectos nucleares fundamentales: la cuarta central Atucha III y el desarrollo propio del reactor modular Carem.

Quiero resaltar que el CAREM es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina, que reafirma con este nuevo hito su capacidad para el desarrollo y puesta en marcha de centrales nucleares, perfilándose a su vez como uno de los líderes mundiales en el segmento de reactores modulares de baja y media potencia. Esta clase de reactores tienen una gran proyección para el abastecimiento eléctrico de zonas alejadas de los grandes centros urbanos o de polos fabriles e industriales con alto consumo de energía (incluyendo la capacidad de alimentar plantas de desalinización de agua de mar).

Todos estos proyectos sobre los que Beliz tiene la llave para aprobar el financiamiento, habían sido congelados durante el macrismo y el gobierno no los reactivó hasta ahora que a través del decreto 269, sólo referido a uno de los seis proyectos comprometidos, fechado el 25 de mayo, por el cual se «faculta al ministro de Economía a suscribir, en nombre de la República Argentina, el acuerdo de enmienda y restablecimiento del contrato de línea de crédito» para el financiamiento de la construcción de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner sobre el río Santa Cruz. Dado el tiempo transcurrido, los contratos de los seis proyectos necesitan alguna modificación de plazos, esquemas de repago e inclusive en algunos casos los montos de los créditos acordados antes de 2015. Hay que decir que estos proyectos significan una enorme cantidad de dólares que podrían engrosar las arcas del Estado para ayudar a cumplir los requisitos pautados con el FMI, además de los obvios puestos de trabajo y dinamización económica que implican las obras públicas de semejante envergadura.

Esos 6 proyectos constituyen a mi juicio una buena puerta para acceder a ser un país soberano y evitar el destino de colonia que tiene EEUU para nosotros con la complicidad de la derecha nativa, y disculpen la antigüedad de la descripción, pero me parece que cada vez más corremos el riesgo de volver a ser una colonia productora de alimentos, desperdiciando todas las potencialidades que tenemos, que no pasan solamente por la pampa húmeda y su productividad para la producción de granos.

Mirta Botzman

La economista Mirta Botzman nos propone una mirada nacional, popular y democrática de la economía nacional e internacional, todos los jueves, a las 7,30, en su columna Cuentas Claras en el programa Contala como quieras, en La 99.3.

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