Argentina otra vez en el Fondo

Mauricio Macri entró en la zaga de presidentes que hacen discursos para tranquilizar a la población y logran lo contrario. Su anunció central: pedirá plata al FMI, lo que significa aceptar recetas de ajuste por contrato. Desde el mandato de Eduardo Duhalde que un Presidente no recurría al FMI como “receta”. Cuando asumió el ministro Nicolás Dujovne, decía “El acuerdo con los holdouts es el camino para no ir al Fondo”. 

(Sergio Wischñevsky. Nuestras Voces) Después de casi diez días de crisis ininterrumpida por una disparada en la cotización del dólar que parece imparable, y que en su punto máximo rozó los 24 pesos, finalmente el presidente Mauricio Macri decidió hablarle a los Argentinos iniciándose en la zaga de discursos que buscan tranquilizar a la población y logran lo contrario: anunció desde Casa Rosada que la Argentina recurrirá al Fondo Monetario Internacional para recibir asistencia.

“Frente a esta nueva situación internacional, y de manera preventiva, he decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero. Hace minutos hablé con Christine Lagarde, su directora. Nos confirmó que vamos a arrancar hoy mismo a trabajar en un acuerdo”. Argentina en el Fondo, una historia que se repite.

Según versiones que el mismo gobierno hizo circular el monto del préstamo ascendería a los 30.000 millones de dólares. En una situación descontrolada por la escasez de divisas que se inició desde que el gobierno decidió eliminar gran parte de las retenciones a las exportaciones y el freno a los capitales especulativo golondrina, el recurso de cubrir los baches con deuda externa parece haber entrado en una nueva etapa aguda. El Fondo Monetario Internacional no es una ONG de ayuda a países en problemas. Solo presta dinero a cambio de cumplir recetas de ajuste de una dureza fenomenal.

Cabe destacar que el futuro acuerdo será el número 26 en la historia argentina con el organismo y el primero desde 2003, cuando el por entonces presidente Eduardo Duhalde firmó un entendimiento de stand by con el FMI.

Hace solo dos meses la directora del Fondo había llegado al país y en ese momento se desmintieron en forma categórica todas las versiones que indicaban un nuevo acuerdo. El Ministro de Economía, Nicolás Dujovne, negó reiteradamente esa posibilidad desde el mismo momento en que asumió el cargo en reemplazo de Adolfo Prat Gay: “El acuerdo con los holdouts es el camino para no ir al Fondo”, decía Dujovne desde la pantalla de TN ante lo que denunciaba como un intento de la oposición al Gobierno de equiparar el acuerdo con los fondos buitre con la vuelta al Fondo. En esa línea, explicaba que “la Argentina ha elegido la vía gradualista vía endeudamiento en el mercado y no con el FMI porque de repente el FMI quiere poner condicionamientos que la Argentina no va a querer tomar”.

El ex director del FMI, Michel Camdesus, reconoció después de la debacle social en las que cayó Argentina en 2001 siguiendo sus recetas: “Le hicimos mucho daño a la Argentina”.

Fue en esa línea que el 3 de enero de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional por más de 9800 millones de dólares.  Las divisas giradas directo desde las Reservas del Banco Central permitieron, además del ahorro de intereses, cerrarle la puerta a “las intromisiones y exigencias” que imponía la entidad financiera en la economía interna. Además de la señal política, la cancelación de la deuda le permitió al país un ahorro de 842 millones de dólares en intereses.

El FMI fue creado en julio de 1944 durante la conferencia de acuerdos de Bretton Woods a fin de garantizar la estabilidad del Sistema Monetario Internacional después de la Segunda Guerra Mundial. Comenzó a existir oficialmente el 27 de diciembre de 1945, cuando los primeros 29 países ratificaron el convenio correspondiente. Entre sus objetivos estaba impedir que las grandes potencias económicas cayeran de nuevo en la situación de los años 30, durante un periodo donde las devaluaciones de la moneda y las decisiones sobre políticas económicas habían creado enormes tensiones internacionales. Sin embargo Argentina tardó más de una década en adherir. El gobierno peronista prefirió una política de desendeudamiento y financiamiento propio nacionalizando su banca exterior, Perón se refirió al FMI como “hijo putativo del imperialismo”.

A partir del golpe de 1955 el nuevo gobierno militar finalmente llegó al primer acuerdo argentino con el FMI en el marco del Plan Prebish, a quien Arturo Jauretche le dedicó un libro: “Plan Prebish, regreso al coloniaje”. De allí en más el proceso de endeudamiento fue creciendo ininterrumpidamente y los planes de ajuste se fueron sucediendo.

Un hito en este viaje a la decadencia argentina fue durante el gobierno de Arturo Frondizi. En un discurso por cadena nacional, el ministro de economía, Alvaro Alsogaray, anunció severos recortes y dijo la famosa frase “hay que pasar el invierno” pero luego agregó que si no fuera por un préstamo del FMI no habría forma de pagar los sueldos.

Es el mismo FMI que se negó a otorgar préstamos al tambaleante gobierno de Isabel Perón y luego del golpe de 1976 tardó solo una semana en llegar a un nuevo acuerdo con la dictadura, en una larga lista de préstamos que terminaron multiplicando por siete la deuda externa.

La democracia, recuperada en diciembre de 1983, debió recurrir al FMI por primera vez el 4 de diciembre de 1984, y en 1984, el 28 de diciembre, la gestión presidencial de Alfonsín lograba un préstamo stand by con la gestión ministerial de Bernardo Grinspun y Enrique García Vázquez al frente del BCRA con Jacques de Laroisiere como interlocutor en el FMI. Un nuevo acuerdo llegó en 1987 con Juan Vital Sourrouille como ministro de economía y José Luis Machinea como titular del BCRA. El endeudamiento crecía y tras el fracaso del Plan Austral el FMI le cortó el crédito al gobierno lo que desaencadenó la crisis hiperinflacionaria de 1989  y la salida anticipada de Alfonsín.

La Argentina de Menem fue la niña mimada del FMI y llegó a más de seis acuerdos y renegociaciones. Incluso el Plan de Convertibilidad de Domingo Cavallo, que mantuvo la equivalencia de un peso igual a un dólar, fue posible gracias a un crecimiento exponencial de la deuda.

Esa situación terminó de revelarse insostenible durante el gobierno de Fernando De la Rua que nunca dejó de apostar al ajuste y el endeudamiento como receta hasta el final catastrófico de diciembre de 2001.

Es notable la voluntad de recurrir al FMI y el recurso de endeudarse como solución a los problemas económicos, cuando es absolutamente recurrente el fracaso de esas recetas.

Como novedad, ante la evidencia de que estos fracasos todavía están frescos en la piel de los argentinos, varias figuras del gobierno salieron a hablar de un nuevo FMI, que ya no sería el cuco de antes. Tal vez podríamos mirarnos en el espejo de Grecia. Acaban de anunciar que venderán cientos de sus islas para poder pagar su deuda.

Colaborá con Nosotros

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: