La detención del cura Sidders, acusado de abuso, pone en la mira al obispo de Puerto Iguazú
«Exigimos una explicación pública y cárcel común para el cura Raúl Sidders. También pedimos y volveremos a exigir que esté investigada la responsabilidad del obispo Nicolás Baisi«, expresó con firmeza Ramona Romero, integrante del colectivo Mujeres Autoconvocadas de Puerto Iguazú, en conversación con La 99.3.
Se refería a la orden de detención emitida por la Justicia de La Plata contra el sacerdote Raúl Anatoly Sidders, quien a mediados de año fue trasladado a Puerto Iguazú por el obispo Nicolás Baisi y había sido designado capellán del Escuadrón XIII de Gendarmería Nacional. Previo a su llegada a Misiones, Sidders se desempeñaba como docente y confesor en el colegio privado San Vicente de Paul de La Plata y está acusado de abusar sexualmente de una alumna del establecimiento entre los años 2004 y 2008, cuando la víctima tenía entre 11 y 14 años.
De este modo, el juzgado ordenó la detención de Sidders por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de realización doblemente agravado. Al mediodía de este martes, desde La Plata llegó la noticia de que el cura se había presentado ante la fiscalía interviniente, y se descontaba que tras su declaración quedaría detenido, tal como ordenò el juez de Garantías Carlos Crispó.
La acusación recayó en la UFI N°1 de La Plata a cargo del fiscal Álvaro Garganta. El fiscal en ese momento libró un oficio al Arzobispado platense para que remitiera una copia del legajo eclesiástico de Sidders y solicitó al Juzgado de Garantías de La Plata N° 2 que “prohíba la salida del país del denunciado porque existe un potencial riesgo de fuga” por la proximidad de cruzar a Paraguay o Brasil.
Romero afirmó en Contala como quieras que apenas Sidders pisó suelo misionero las Mujeres Autoconvocadas de Iguazú realizaron una asamblea pública para alertar a la comunidad y «pedimos firmas para exigir la investigación». Agregó que «mucha gente se animó a firmar el petitorio que llevamos junto con una nota, en agosto, al Obispado, al Concejo Deliberante como nuestro representante desde el Estado y a la Gendarmería, porque, si bien la institución no emitió ninguna noticia al respecto, nos enteramos que fue designado capellán» de esa fuerza.
La situación se agravó cuando la comunidad de Iguazú pudo comprobar que Sidders estaba allí para trabajar en un comedor comunitario. Ante las manifestaciones, afirma Romero, «el obispo no lo designó, pero sí visitaba los comedores. Pudimos ver y confirmar que oficiaba misa en la iglesia que está contigua a la Sagrada Familia, en donde se dictan las cátedras del profesorado y las carreras de grado».
La relación entre Sidders y Baisi se remonta varios años atrás, cuando el actual obispo de Iguazú estaba al frente de la diócesis de La Plata, jerarquía para la que fue consagrado en 2010 por el entonces arzobispo Héctor Aguer.
La nota presentada ante las autoridades contenía el reclamo de separación de cargos asignados al sacerdote y el pedido de ayuda a la Justicia para determinar el grado de culpabilidad.
«Había muchos testimonios de chicos del colegio de La Plata pero no había denuncia formal ante el juzgado. A partir de allí una de las víctimas se animó a denunciar ante la fiscalía», comentó Romero, y agregó que junto a la agrupación de Mujeres Autoconvocadas presenciaron la audiencia pública en donde la víctima dio un «estremecedor testimonio» de los abusos padecidos por parte de Sidders entre sus 11 y 14 años de edad.
Aseguró que «es un proceso que no ha sido fácil al momento de encarar, pero nos llegó la noticia del pedido de detención por parte de la fiscalía y luego lo corroboró el juez, lo cual fue un alivio».
Ramona Romero afirma que durante el año Raúl Sidders realizaba viajes periódicos a Buenos Aires, donde tiene familiares, y que hace un mes aproximadamente se fue a Bella Vista, provincia de Buenos Aires, según testimonios de personas que viven en la zona.
