Guerra, inflación y desestabilización

Mirta Botzman.

Estamos como queremos, el Papa dijo que estamos en la tercera guerra mundial y Biden en su discurso de cierre de la descolorida Cumbre realizada en Los Ángeles advirtió a todos los presentes que se viene la tercera guerra mundial mientras sigue poniendo combustible para que efectivamente suceda comprando millonadas de dólares en armas e incluyendo y armando cada vez a más países que rodean a Rusia dentro de la OTAN, además de la desmesurada compra de armas por parte del resto de los países que ya eran miembros de la OTAN, organismo que por cierto debería haberse disuelto una vez caído el régimen comunista y desintegración de la ex URSS.

Mirta Botzman en La 99.3 el 16 de junio de 2022

A nivel militar pasan los días y las fuerzas militares de Ucrania empiezan a mostrar los síntomas de una inminente implosión. En los últimos tiempos el gobierno de Ucrania tuvo la posibilidad de evitar que sus tropas fuesen progresivamente encerradas y aniquiladas e iniciar negociaciones con Rusia para terminar el conflicto. Sin embargo, y a pesar de las crecientes deserciones, muertes y pérdida de equipo militar, prefirió “luchar hasta el fin” por “cada centímetro del terreno”. Hoy sigue rechazando la posibilidad de negociar y asegura que reconquistará los territorios perdidos. El Donbass ya está casi totalmente en mano de los rusos, pero el presidente Ucraniano pide a Estados Unidos y a la OTAN más ayuda militar incluyendo misiles de larga distancia, que pueden alcanzar objetivos dentro del territorio ruso.

Putin que no se anda con chiquitas advirtió que, de ocurrir esto último, atacara a los “centros de decisión en Occidente”. Este ultimátum, de consecuencias impredecibles, ha contribuido a intensificar las tensiones dentro de la OTAN: mientras Alemania, Francia, Italia y Turquía mantienen contacto con Putin e intentan reabrir las negociaciones entre Rusia y Ucrania, otros países, en particular los vecinos a Rusia recientemente incorporados a la OTAN se empeñan en escalar el conflicto. Estados Unidos, como de costumbre,aprovecha un negocio redondo, exportando armas, prestando plata a través del FMI y la guerra sucede a muchísimos kilómetros de distancia de su territorio. Biden entre negocios y especulación política cree que así podrá tener alguna garantía de no perder las elecciones en noviembre de este año. Cada vez les resulta más difícil ocultar lo que está ocurriendo en el campo de batalla y la degradación militar del gobierno de Ucrania, ahora el esfuerzo es para desligar de responsabilidad a Biden en esta aventura catastrófica para toda la humanidad, incluido Estados Unidos.

El boicot impuesto a las exportaciones rusas desarticuló las cadenas de abastecimientos de commodities de importancia estratégica, entre ellos los alimentos y el petróleo y sus derivados, dando lugar a una espesa maraña de transacciones secundarias que buscando evadirlas multiplican el costo del transporte y de los precios de los combustibles. La incapacidad de los países productores de petróleo de aumentar su capacidad productiva para satisfacer la nueva demanda europea es un nudo crucial, que no está suficientemente visibilizado ni parece tener solución. Todas estas turbulencias han colocado a los precios de los commodities en el centro de la próxima crisis económica global. Así, a diferencia de otras épocas, la actual crisis del petróleo se da conjuntamente con una crisis en el abastecimiento de gas, electricidad y alimentos en un contexto de creciente agotamiento de recursos no renovables, de crisis climática y de creciente enfrentamiento geopolítico entre potencias nucleares. Es decir que estamos viviendo una crisis que trasciende la guerra en Ucrania y se enraíza en problemas estructurales económicos, políticos y del medio ambiente gestados y madurados a lo largo de décadas de expansión de un capitalismo global monopólico que busca maximizar ganancias en todos los órdenes de la vida social.

Se estima que el boicot europeo al abastecimiento de petróleo y gas ruso sumirá a Europa en una recesión antes de fin de año, pero esta posibilidad también amenaza la estabilidad de la economía y las finanzas norteamericanas. A esto debemos sumar la inflación internacional originada por el impacto sobre las cadenas mundiales de abastecimiento la guerra comercial con China y la posterior pandemia y los propios factores internos de la economía norteamericana que amenazan con desencadenar una recesión y una crisis global.Es decir que estamos ante el riesgo de que se provoque una estanflación a nivel global y en Estados Unidos. Para tratar de controlar la inflación interna, la Reserva Federal, que es el Banco Central de Estados Unidos sube la tasa de interés de corto y mediano plazo. Esto provoca en países como el nuestro, endeudado y con mucha necesidad de financiamiento, una fuga de inversores desde los bonos emitidos por el gobierno argentino hacia lo que se conoce como “vuelo a la seguridad”, es decir salen de países débiles hacia los bonos norteamericanos con una tasa más atractiva después de la elevación de las tasas de interés y sobre todo más seguros. 

Tenemos que saber que la tasa de interés es el precio del dinero y el mecanismo de aumentarlas es utilizado por los gobiernos para sacar dinero de la circulación, que en teoría controla la inflación porque encarece mucho el crédito de consumo o de inversión, en nuestro país se utiliza para que los que tienen excedentes no vayan al dólar y también para financiarse, en particular porque el país no tiene acceso a los mercados internacionales de crédito por el default y nivel de endeudamiento durante el macrismo. Las personas o empresas y en nuestro país los bancos, especuladores o no, compran bonos con tasas de interés atractivas como forma de ahorro o de aumentar o preservar el valor de sus excedentes financieros. Los especuladores más avezados huyen rápidamente cuando ven algún riesgo de no cobrar al vencimiento de los mismos o si ven la posibilidad de tener una rentabilidad mayor en otro instrumento u otro país. En el caso de los bancos también utilizan las ventas en manada de los bonos como forma de presionar al gobierno para obtener mayores tasas de interés.

A la enorme fragilidad que está viviendo nuestro país debemos sumar las acciones desestabilizadoras por parte de los economistas del macrismo, que en gran parte son los responsables de nuestra debilidad actual. Hernán Lacunza o Luciano Laspina, entre otros, dijeron abiertamente que no harían frente a la deuda y evaluarían un camino como el que tomaron en 2019, reperfilando, o sea defaulteando la deuda en pesos cosa que no se había visto nunca ni en nuestro país ni en ningún otro país del mundo y eso generó un pánico en el mercado.Es el mismo procedimiento que el utilizado por Cavallo y Guido Di Tella para derrumbar a Alfonsín cuando fueron a Washington a decirle al fondo y los otros organismos que ya no le presten al gobierno radical. Este pánico agudizó los problemas para la colocación de deuda del Gobierno con vencimientos posterior a las elecciones y ya le cuesta mucho colocar bonos que venzan durante la transición misma. La semana pasada los bonos ajustables por CER es decir, por la inflación, a 4 meses de plazo caían estrepitosamente, más allá del efecto Lacunza.

En los últimos meses y a medida que se disparaba la inflación, la demanda de bonos ligados a la inflación creció muchísimo, el mercado compró mucha deuda CER y el Gobierno se empezó a endeudar prácticamente solo en este tipo de bonos. La semana pasada estos bonos cotizaban a la inflación más el 20%. A medida que creció esta bola de deuda, los operadores de mercado comenzaron a repiquetear la pregunta de si se viene una devaluación o un default. Esto agudizó la crisis de confianza sobre el posible futuro de estos bonos y los operadores rápidamente comenzaron a deshacerse de esas tenencias. El movimiento especulativo se alimentó también de las dudas sobre el propio programa financiero de Guzmán, es decir, los operadores dicen no terminar de entender cómo va a hacer Guzmán para cumplir con el acuerdo con el FMI, y consideran que ese es el principal riesgo.

Durante el primer semestre de este año, el Banco Central no pudo acumular reservas y normalmente el primer semestre es el mejor porque es cuando se venden y liquidan las exportaciones de la cosecha gruesa, el segundo semestre que viene, siempre es el peor y estamos sin posibilidad de haber acumulado dólares y con un acuerdo con el FMI sin posibilidad de cambiar las metasmuy difíciles de cumplir, sin posibilidad de emitir y con gastos en subsidios por las nubes. Hay que tener en cuenta que por la guerra se produjo una muy importante elevación de los precios de los combustibles como el gasoil que el país está importando y que es imposible trasladar ese costo a la población en general y a la producción en particular. Así hay una combinación de elementos, que hacen ruido, y se le complica la situación financiera al Gobierno. Pero claramente el disparador fue el pánico a que eventualmente una gestión después del 2023 defaultee la deuda en pesos como se hizo en 2019.

En esta lógica, el gobierno emite deuda cada vez a menor plazo y debe ofrecer una cada vez mayor tasa de interés para resultar atractivo y esto lo expone a un permanente estado de examen por parte del mercado además de encarecer el crédito no sólo de consumo a través de las tarjetas sino también y especialmente para financiar capital de trabajo de las pymes, en especial. Ya no solo se contemplan decisiones del actual equipo económico, sino también políticas eventuales que puedan surgir en un periodo de transición y las que genere un posible futuro proyecto político.  En simultáneo a la caída de los bonos una parte de los inversores que se desprenden de los mismos, van a comprar dólares y por eso sube el Contado con Liquidación, que es un tipo de cambio para fugar plata del país que se puede operar con cierta libertad. Y también vemos al dólar blue subiendo. Es una típica situación de incertidumbre y de presión desestabilizante por consiguiente. Como es obvio, Guzmán a través de la red social Twitter dijo “nuestro Gobierno jamás haría eso. El crédito en la moneda propia es un pilar de todo Estado soberano» sostuvo.

La caída de los bonos de hasta 4,5% que llevó al riesgo país a marcar un nuevo récord desde el canje con privados de 2020 se dio en un contexto de alta tensión y pánico en los mercados globales por las mayores probabilidades de una recesión en EEUU y también provocó que las acciones argentinas se hundieron hasta 12% en Wall Street, con bajas lideradas por Despegar, el banco Supervielle, y Mercado Libre que vio caer el precio de sus acciones en casi el 10%.

Esta semana el INDEC dio a conocer el índice de inflación de 5,1%, es decir menor que los dos meses anteriores, pero igualmente muy elevado que eleva el índice anual a mas del 60,7%. Aunque Guzmán festeje porque se confirmó su diagnóstico, es muy difícil que baje sustancialmente si se sigue haciendo lo mismo, es decir nada, más allá de convocar a la buena voluntad de empresarios que hasta tienen el tupe de confesar jocosamente ser los responsables de la inflación que afecta a la mayoría del pueblo argentino. Lo único bueno de este índice es que la incidencia de los alimentos fue menor que los meses anteriores, pero es notable que los rubros que más crecieron fueron la salud y el transporte que son dos precios regulados teóricamente por el Estado. El índice que se dará a conocer el mes que viene no será fácil pues registrará la incidencia del aumento de las tarifas y la fuerte suba de alimentos en los primeros días de este mes que sumarán presión al indicador de junio.

Una vez más hay que reiterar que es indispensable que el ministro abandone el tono zen se deje de querer tranquilizar la macroeconomía y comience a utilizar las herramientas legales que tiene el gobierno para poner en caja, al menos en parte, a los especuladores con los bolsillos de las mayorías populares.

Venimos también de una semana en que el presidente Alberto Fernández cumplió de manera excelente y mediante un discurso muy duro, en la Cumbre de la OEA en Los Ángeles, el compromiso asumido con el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y con el resto de los mandatarios que decidieron no concurrir a un cónclave contaminado por las exclusiones y las reglas manipuladas e impuestas por Washington. El fracaso en la convocatoria seguramente también está vinculada a la poca importancia relativa que Estados Unidos le ha otorgado a la región en los últimos años y en el fondo la única agenda para la región es excluir la presencia china y la tecnología del 5G de la que carece el imperio americano. De hecho, en abril de este año el ex director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, William Evanina, señaló que “China representa la amenaza más compleja, perniciosa, agresiva y estratégica que jamás haya enfrentado nuestra nación”.La presencia china a nivel diplomática, comercial, de inversiones y préstamos en infraestructura en América Latina tiende a superar a la estadounidense. Los préstamos que China y sus bancos multilaterales otorgan para infraestructura son mayores a los que otorgan las agencias de financiamiento estadounidenses, el Banco Mundial y el BID juntos.

Aun a riesgo de extenderme demasiado vale la pena resaltar los puntos más sobresalientes del discurso presidencial que rápidamente tuvo de vuelto la operación absurda con el tema del avión y la convocatoria a un golpe de estado institucional del periodista Longobardi que trabaja en la radio de la CNN el vientre de lo más recalcitrante de la derecha nativa que sigue desestabilizando apoyada por imperialismo americano justo ahora que se conmemora el luctuoso bombardeo a la plaza de mayo donde fueron asesinadas 300 personas, entre ellos 40 niños que iban en un colectivo escolar y quedaron miles de heridos en el intento de derrocar y matar al presidente Juan Domingo Perón en 1955. Vamos con las palabras de Fernández pronunciadas en el propio terreno del imperio en decadencia.

No sólo rechazó la exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua, sino que convocó a una Cumbre Extraordinaria de la CELAC –foro donde la región debe coordinar y marcar la línea de los temas de cooperación en el continente—, e invitó a Biden en calidad de observador a dicha Cumbre a realizarse en diciembre en Buenos Aires. Su pedido de que la OEA sea reestructurada y de remover por completo a quienes la conducen, así como su señalamiento de que esa institución actuó como un gendarme para facilitar el golpe de Estado en Bolivia, puede ser el tiro de gracia para su existencia. Como cereza del postre denunció que “se han apropiado de la conducción del BID, que históricamente estuvo en manos latinoamericanas”, en referencia a la imposición por Donald Trump del anticubano Mauricio Claver-Carone como presidente de esa institución en septiembre de 2021.El planteamiento de Fernández está en línea con la propuesta de AMLO, quien aboga por una integración de todo el continente americano, pero sobre las bases del respeto a la soberanía de los países y una nueva estructura institucional que excluya a la OEA.

Mirta Botzman

La economista Mirta Botzman nos propone una mirada nacional, popular y democrática de la economía nacional e internacional, todos los jueves, a las 7,30, en su columna Cuentas Claras en el programa Contala como quieras, en La 99.3.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: