Caramelitos para Hansel y Gretel

Por Carlos Resio.

En este clima electoral tan particular en el que tenemos que elegir entre un espacio que tiene una significancia nacional, popular y democrática y otros dos que representan intereses y valores contrarios al primero y que nos ofrecen un país mejor con recetas antiguas y fracasadas, la eliminación del adversario, el retorno de la violencia asesina y la pérdida de tantos derechos me vino a la memoria, nuevamente, aquella propuesta del diputado Carlos Rovira que en las elecciones de 2019 nos decía que podíamos elegir libremente entre distintos caramelitos porque su espacio, El frente Renovador de la Concordia, garantizaba lo mejor para los misioneros y con esto era suficiente. Y pienso en los caramelitos como instrumento de engaño, de distracción, para imponer algo contrario a los intereses de quien los recibe. ¿Cuántas veces, durante nuestras infancias, nuestras madres nos habrán dicho “no aceptes caramelos de desconocidos”?, ¿Cuántos habremos aprendido de aquellas advertencias y cuántos las habrás soslayado? Rovira nos estaba ofreciendo caramelitos envenenados.

Carlos Resio en La 99.3 el 6 de septiembre de 2023

En esto de tratar de comprender la realidad y los complejos procesos que nos trajeron a este presente tan preocupante en el que la propia democracia está en riesgo de perderse, paradójicamente, luego del acto electoral que es su herramienta distintiva, es que suelo recuperar lecturas, experiencias y premoniciones y la figura del ardid distractivo del que ofrece caramelitos a los niños me recordó a Hansel y Gretel y me parece que puede haber algo útil pare este análisis en esa historia.

Para quienes no recuerdan el cuento de los hermanos Grimm, se trata de un niño y su hermana menor que son abandonados en el bosque por su empobrecido padre que es convencido por su nueva esposa, malvada madrastra y que fue la madre biológica en la versión original suavizada convenientemente, de la necesidad de deshacerse de los niños por no poder alimentarlos. Los niños se pierden en el bosque y caen seducidos por una bruja que le promete caramelos, chocolates y todo tipo de delicias con intención de engordarlos para luego devorarlos y de la cuál escapan, a través de argucias, matándola. También muere la madrastra, quizá corporizada en la bruja, el padre se arrepiente y vuelve a recibirlos en su hogar con la promesa de no abandonarlos nuevamente. Como la mayoría de los cuentos recopilados de la antigua tradición oral por estos hermanos alemanes de principios del siglo XIX, originalmente éste tampoco era un cuento para niños y de tan sórdido debió ser adaptado para que ningún párvulo quedara condenado a tomar ansiolíticos de por vida. Se sabe que en los cuentos populares se reflejan aspectos de la vida social de cada época y se convierten en clásicos cuando sus historias y personajes pueden ser los de todas las épocas porque describen la condición humana.

¿Que está llevando al 60% del electorado a votar ofertas mágicas sin explicación y en algunos casos deshumanizadas a tal punto de ir en contra de sus propias vidas? No es para comparar al electorado con niños pero si señalar que en muchos casos, y ante la sensación de abandono que muchos tenemos, se aceptan las golosinas de quienes quieren devorarnos.

Creo que se puede identificar al FMI como la cruel madrastra del cuento que impulsa al desesperado padre que abandone a sus hijos porque no puede mantenerlos y a los candidatos del fascismo a la bruja que ofrece caramelos mientras calienta el horno en el que todos seremos cocinados.

Miles son los intentos de explicar el comportamiento de tal electorado, que es distinto del conformado por quienes no fueron a votar o expresaron su descontento con el voto en blanco y que tiene un tamaño similar a las suma de las dos derechas. Entre tantas causas atribuidas al voto a Milei están los que dicen que habiendo probado kirchnerismo y macrismo para ser decepcionados, ahora prueban con Milei aunque parezca un loco. Otra explicación es la de elegir la opción que haga estallar todo y así empezar de nuevo con la estúpida consigna “que se vayan todos”. Las razones del voto a Bullrich están más claras, antiperonismo al palo y mano dura para que tengan. En los dos casos no espera el mismo destino, seremos la cena.

Para elegir entre distintas opciones con todas sus paletas de posibilidades hay que tener la capacidad de distinguir el rojo del naranja, el verde militar del verde musgo y el celeste y blanco de las barras y estrellas. Pareciera ser que el enojo, la frustración, la desilusión y los medios hegemónicos nos pintan las córneas y vemos solo violeta o amarillo. Pero más dañino que lo anterior es no haber trabajado lo suficiente en las defensas quizá creyendo que el enemigo estaba vencido. Si no,¿cómo es posible que una defensora de genocidas sea candidata a vicepresidenta e insulte públicamente y sin consecuencias a Estela de Carlotto y a su hija? Ni hablar del intento de asesinato de Cristina Fernández y todas las demás barrabasadas en el poder judicial entre otras delicias.  ¿Les faltó una cuota de praxis áspera a las convicciones para fijar anclajes más firmes? No puedo decirlo pero algo falló, algo está fallando.

Al momento de elegir un gobierno no deberíamos hacerlo como quien elige bocaditos en un evento de degustación o caramelitos “rovirianos”. Si bien es cierto que una gran parte del impulso que nos lleva a elegir entre opciones es irracional, deberíamos saber que si las posibilidades que se nos presentan están en las antípodas de la representación de nuestros intereses, en todo caso, deberíamos insistir con lo nuestro exigiendo un mejor rendimiento y no, por probar nomás, elegir a quien nos va a aplastar. Una cosa es un gobierno nacional y popular que demuestre incapacidad o impericia y otra uno totalitario que acierta en la consecución de sus objetivos y nos liquida. Estrictamente el segundo es exitoso pero en el sentido en que nos deja exánimes y le da el triunfo a los intereses antipopulares. Podemos decir que el gobierno de Macri fue exitoso porque cumplió los objetivos propios y los de sus mandantes, aunque no lograra ser reelecto, ya que dejó las condiciones para un peligroso definitivo retorno. Son preferibles las equivocaciones de un gobierno popular al éxito de un gobierno para ricos del que luego no podremos recuperaros en muchos años.

Volviendo al cuento de los hermanos Grimm, podemos ilusionarnos con su final feliz en el que, con astucia, Gretel logra vencer a la bruja a pesar de que su hermano, quien debía cuidarla, estaba en una jaula listo para ser comido y así pueden volver a su casa con su padre que arrepentido los recibe, promete ya no dejarlos y trabajar duro para que no les falte la comida nunca más.

No tenemos tiempo para revertir la decisión de los que tienen la boca llena de caramelos, habría que esperar que los traguen y que sientan su efecto. Pero sí estamos a tiempo de persuadir a quienes no fueron a votar para que lo hagan en defensa propia. Con un mediano éxito en esta tarea tendríamos el triunfo asegurado en segunda vuelta aunque un futuro difícil que, nuevamente, será estéril si no profundizamos el debate acerca del país que queremos y quienes estamos dispuestos a conseguirlo. Y de poder hacerlo, de una vez por todas, deberíamos levantar aún más las barreras para que la derecha cipaya, prebendaria y violenta, la venta de niños y de órganos y los mesiánicos sean malas palabras en las que ya nadie quiera pensar más que para aborrecerlas y que las Victorias Villaruel de la vida no tengan otra posibilidad que tragarse su veneno porque de otra manera serán señaladas como lo que son, enemigas del pueblo.

Y vivieron felices y comieron perdices, pero a mí no me dieron porque yo no quise.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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