FMI modelo 2018: igual pero peor

El organismo internacional de crédito mantiene el perfil injerencista mostrado a inicios de siglo. Pero, a diferencia de lo sucedido en la crisis del 2001, las recetas de recorte del Fondo para Mauricio Macri llegan en un contexto global más adverso al que se registró durante el gobierno de Fernando De la Rúa. En el corto plazo, Christine Lagarde podría exigir redefinir la partida presupuestaria del 2018. Las empresas de servicios y energéticas serán más beneficiadas, vía quita de subsidios y liberación de tarifas, con las demandas del club internacional que defiende los intereses europeos. 

(Emiliano Guido. Nuestras Voces)  Christine Lagarde, Directora General del FMI, lleva siempre dos cosas en su cartera: un chal y un abanico. Acorde a la climatización de la oficina en la que trabaje, saca uno u otro elemento. Ese dato anecdótico sobre su apego a la planificación de la jornada laboral, y su fervor por el chocolate o su amor a dar brazadas simétricas -fue campeona de Francia en natación sincronizada-, está detallado en una biografía del 2010 escrita por dos periodistas de Le Figaro. No sabemos si nuestro ministro de Hacienda Nicolás Dujovne leyó esa pieza pero sí podemos prever, dado su optimismo al momento de leer al “nuevo Fondo”, que no ha registrado los comportamientos económicos de un colegio crediticio poco proclive a la renovación y el cambio.

El economista peruano Óscar Ugarteche lleva muchos años estudiando a la escuadra comandada por Christine Lagarde. Es autor del recomendable libro Historia crítica del Fondo Monetario, el gendarme de las finanzas. Desde México, Ugarteche -profesor de la UNAM y director del Observatorio Económico Latinoamericano (OBELA)- aclara a Nuestras Voces que el actual FMI no es mejor ni peor al conocido por los argentinos durante el gobierno de la Alianza; simplemente, es igual, acota. “El Fondo, como es el brazo extendido del Tesoro norteamericano, no ha cambiado su política de condicionalidades a sus países deudores. Entonces, no va a haber ninguna modificación a las orientaciones dadas a la Argentina en otros momentos. Probablemente, Lagarde solicite más ajuste fiscal, una mayor contracción al consumo privado y público. Eso implica una baja del salario real. Una variable clave para ellos porque el organismo entiende que, con un déficit primario más exiguo, el gobierno argentino va a poder afrontar nuevos financiamientos”, sostiene Ugarteche.

Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) publicado ayer, titulado Tocando Fondo,  avizora un horizonte restrictivo similar al anticipado por Óscar Ugarteche. El documento de CEPA advierte siete puntos nodales en el paquete de reformas a exigir por el Fondo. “Modificación del tipo de cambio. El organismo podría reclamar esto como principal mecanismo para diluir el déficit comercial y fiscal. Reforma laboral. Sin dudas el organismo reclamará la inmediata aprobación de las leyes laborales previstas por el Gobierno ya en diciembre último. Recorte de salarios. No sólo es posible esperar una reducción de los salarios públicos sino también para los salarios privados. Vale recordar que, en virtud de la mayoría de los acuerdos paritarios, los gremios deberían abrir la discusión nuevamente en julio o agosto de 2018. El FMI exigirá probablemente que esas negociaciones no se realicen o no tengan significación”, esgrime en sus líneas más salientes el paper de CEPA.

Ernesto Mattos, investigador del departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, recuerda a Nuestras Voces que: “El último informe del Fondo sobre Argentina, el monitoreo del llamado artículo IV, aconseja recorte del gasto público, baja de la tributación, baja de la presión impositiva, desregulación cambiaria, desregulación de las importaciones. Sí, ellos quizás sean más corteses en sus modales, pero a la hora de establecer recomendaciones al gobierno de Macri son muy duros. Lagarde le va a exigir a Dujovne que incremente su tasa importadora, libere el movimiento de capitales, reduzca el gasto público; y eso termina acelerando inexorablemente la fuga de capitales y el incremento de los intereses de la deuda”

Lo dicho por Ugarteche y Mattos está en sincronía con las otra cuatro líneas de ajuste que pronostica CEPA tras el viaje de Dujovne a Washington. “Nueva fórmula para el cálculo de la jubilación original, la edad jubilatoria y sistema privado de capitalización. Si bien se ha modificado la fórmula de actualización jubilatoria, aún queda pendiente el mecanismo para estimar el haber inicial. Asimismo, no es desconocida la vocación del FMI de retornar a un esquema de jubilaciones de capitalización privada. Déficit cero: la exigencia de pagar la deuda en primera instancia y luego el resto de las erogaciones, en el marco de ingentes pedidos de ajuste incluso a los niveles subnacionales. Ajuste en obra pública. Parte de los pedidos pueden incluir lo ya anunciado: el recorte de la obra pública. Privatizaciones. Aunque parezca aun lejano, no se debe descartar un programa de privatizaciones si el ajuste fiscal no rinde efectos”, sintetiza el centro de estudios heterodoxo.

El Fondo se repite como tragedia

El gobierno de Mauricio Macri tiene nostalgia de globalización. Todas las bibliotecas de las relaciones económicas advierten sobre la llegada de un nuevo sistema mundo: interdependiente claro, pero con más resguardos aduaneros, más amurallado en sus posiciones. “Abrimos nuestra economía al mundo, pero nos clavan el visto”, podría autoflagelarse el macrismo. El presidente Donald Trump ha decidido ser reelecto, por eso baja impuestos corporativos y sube sus tasas de interés. Los dólares del mundo retornan a su primer hogar. Entonces, ¿Qué podría pasar con la economía argentina con la decisión macrista de ser viento de cola del mercado de capitales?

“Ninguna economía del mundo, ni la de los países emergentes ni la de los emergidos, se está reanimando con ayuda del mercado externo. Eso lo sabemos todos lo que observamos la economía mundial. La economía no está apalancando vía exportaciones. Hasta el más radical de los Chicago Boys sabe que el sector exportador hoy no lidera el crecimiento económico de nadie. Ni siquiera Gran Bretaña, que ha vivido de las exportaciones toda su vida, tiene el horizonte puesto en ese segmento. Sencillamente, porque se ha roto la relación del comercio internacional y las dinámicas de crecimiento de los productos brutos. La nueva dinámica global tiene que ver con crecer por inversiones y consumo interno. Esa es la dinámica de China. Una dinámica que los europeos están tratando de recuperar, con poco éxito, y que es un poco la dinámica de los Estados Unidos. Entonces, hacer un ajuste de salarios, por recomendación del Fondo, en el nuevo contexto internacional es liquidar el crecimiento económico”, sentencia Ugarteche.

Ernesto Mattos agrega un interesante condimento geopolítico a la nueva vuelta argentina al FMI: la buena relación del organismo con las potencias europeas. “El Fondo juega básicamente alineado con los intereses de las grandes empresas europeas. Los organismos internacionales de crédito se dividen entre el Banco Mundial, que representa a los intereses económicos norteamericanos y juega siempre como el policía bueno: te presta plata para que te puedas desarrollar como país. Y, luego, está el FMI. El organismo de Lagarde tiene puesta la camiseta de Europa. Por eso, reclama quita de subsidios. Por qué no solicitan retiro de apoyo estatal a los farmers franceses. Entonces, el Fondo al reclamarte recorte de subsidios empuja una industria local devastada, sin capacidad de producir o innovar, porque el pequeño o gran industrial, sin apoyo estatal, solo le queda la chance de pensar cómo pagar la próxima tarifa”, caracteriza Mattos.

Ugarteche, mexicano por adopción, es un buen guía para presentarnos en sociedad a un país, la nación azteca, que acaba de contraer una línea crediticia del Fondo, y a una persona, Alejandro Werner, que comenzará a ser nombrado cada vez con más asiduidad en nuestros medios ya que será el funcionario técnico del FMI que va a monitorear nuestras cuentas. “El número 3 del Fondo es Alejandro Werner, que fue subsecretario de Hacienda, y será próximamente presidente del Banco de México. Es decir, la política económica de México es la política económica del Fondo Monetario. Una correlación oportuna para recordar que México tiene una tasa de crecimiento per cápita hace 25 años de 0.8% y que cuenta con los índices de pobreza más altos del hemisferio. No es, claro está, un horizonte próspero para poner como ejemplo”, opina el profesor de la UNAM.

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