No hay tiempo para seguir haciendo silencio
Por Mariquita Torres.
La homilia del cura Marcos de Santo Pipó y el discurso de una maestra en Andresito, ambos en celebración del 25 de Mayo de 1810, cuando la Patria dio su primer grito de libertad, se manifiestan como señales de que algo está pasando en el pueblo de Misiones. El malestar de los y las ciudadanos y ciudadanas en la provincia y en el país que se traduce en insatisfacción democrática tiene razones más que fundadas tanto en la falta de respuestas a las necesidades básicas desde las gestiones de gobierno como en la conducta de los llamados dirigentes que, al cabo, no dirigen a nadie porque muchos de ellos son apenas nombres señalados por los madamases de la política.
Las voces del cura y la maestra en Misiones y del arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires Jorge García Cuerva en la contundente y dura homilia del mismo 25 de Mayo frente al presidente Javier Milei dan cuenta no solo del hartazgo sino también de la preocupación por lo que nadie se atreve a pronosticar como futuro para la provincia y la Nación.