Pulseada de alta tensión

(Mirta Botzman) Esta es una semana particularmente emotiva en la que conmemoramos los 10 años de la partida física de Néstor Kirchner y es también una semana en donde la pulseada entre el gobierno y los golpistas de mercado está en un nivel de altísima tensión, a pesar que en estos últimos días parecería bajo mayor control por parte del equipo económico.

Mirta Botzman en La 99.3 el 29 de octubre de 2020
Mirta Botzman

Si bien el nivel de crisis que vivíamos cuando Néstor llegó al gobierno puede en algunos aspectos mostrar similitudes con la actual, la verdad no es igual. Pero, más allá de las variables económicas, quiero señalar una diferencia que no es económica y que me parece muy importante y es la forma de construir poder para encarar la resolución o al menos comenzar a transitar el sendero de la solución. Dijimos hace algunas semanas y lo seguimos pensando que el problema actual es político y no económico, ni siquiera podríamos decir de falta de divisas y por lo tanto la solución es política.

Si se quiere construir consensos y acuerdos políticos con los sectores a los que no le interesan ni los consensos ni los acuerdos, vamos por un camino que no tiene salida. El poder político de un gobierno nacional y popular necesariamente viene precisamente desde los sectores populares, que como en campaña electoral dijo Cristina, nunca traicionan a quienes les devuelve o garantiza derechos, por el contrario, siempre están dispuestos a apoyar. Una demostración palpable la tuvo el presidente el 17 de octubre cuando recibió un apoyo masivo casi a su pesar.

Una enorme movilización popular que se repitió el 27 de marzo. Néstor remontó una muy desfavorable correlación de fuerzas a pura convicción, coraje y decisión para poder implementar las políticas que se propuso y por lo general la correlación de fuerzas no viene dada, hay que conseguirla, ganarla y eso se logra haciendo política y no hablando o tratando de consensuar con aquellos a los que no les interesan las mayorías populares o que quieren imponer otro proyecto.

Los medios hegemónicos están muy acostumbrados a doblegar la voluntad de gobernantes con tapas de diarios y zócalos de la pantalla de televisión, no es esta la primera ni será la última vez que suceda.

Quiero recordar una vez más a Néstor que después de su excelente y potente discurso de asunción donde entre otras cosas dijo que pertenecía a una generación diezmada (que también es la mía) y que no pensaba dejar sus convicciones en la puerta de entrada de la casa de gobierno, José Claudio Escribano, histórico subdirector del diario La Nación y miembro de su directorio, le dijo que tenía que echar a la persona que le había escrito esa payasada de discurso y que el de él era un gobierno para un solo año.

stos son los medios de comunicación que se autodenominan defensores de la república y la democracia.

Entonces, si el equipo de gobierno se cuida de no salir mal parados en las tapas de los diarios es muy difícil que se puedan implementar políticas dirigidas a modificar la estructura de distribución del ingreso en el país. Ellos hacen periodismo de guerra como dijo un periodista del Clarín que ya no está entre nosotros. Ellos quieren y empujan la devaluación, esa misma medida que por ningún motivo puede ni debe tomar el gobierno.

En realidad, no hay nada que se parezca a las situaciones que han caracterizado otras crisis cambiarias en Argentina. Ni personas arremolinadas en torno a las cuevas cambiarias en lo que se conoce como la city porteña, que son las pocas manzanas del microcentro porteño donde se concentran las cuevas de los cambistas, algunos de ellos más legales que otros, por cierto. Tampoco hay operadores de bolsa o de mesas de dinero atosigados de pedidos de compra o venta de divisas. El mercado se mueve con escasísimas operaciones, por montos exiguos respecto de los negociados en tiempos «normales» (si es que se pudiera hablar de algo así en este asunto). Con compraventas de no más de 20 ó 30 millones de dólares en la plaza, principalemente vía dólar «cable» (Contado con liqui, transferencia entre cuentas del exterior) o dólar «bolsa» (MEP, entre cuentas locales de inversión bursátil), más transacciones mínimas callejeras (dólar blue) se «arma» el mercado. Increíble pero real que con tan poco volumen estén poniendo en jaque al gobierno.

Como mencionamos semanas atrás, Argentina no enfrenta un problema serio de restricción de divisas en este momento ni de atraso cambiario. El propio ministro lo confirmó en varias entrevistas televisivas. No hay presión de divisas por vencimientos de la deuda, porque la reestructuración logró patear para adelante, varios años, los vencimientos. No hay problema de desbalance del comercio exterior, porque el intercambio comercial es positivo para el país. No hay demanda de dólares para turismo, porque no hay turismo al exterior. Y el Banco Central tampoco está carente de reservas, con más de 40.000 millones de dólares de saldo, aunque el disponible sea muy inferior. 

Es decir, no hay razones económicas que expliquen una crisis cambiaria. Pero hay una crisis. Que claramente, tiene una raíz política: el objetivo de quienes la impulsan es que el gobierno se vea obligado a tomar la decisión de devaluar el dólar comercial. Para beneficio de quienes la provocarían, pero también para debilitar al gobierno, para someterlo a las condiciones que los sectores dominantes impongan, y para ponerle límites a políticas tales como «un aporte extraordinario de las grandes fortunas». Pero también para provocar una estampida de precios y caída del poder adquisitivo del salario que desbaratarían definitivamente cualquier perspectiva para el gobierno para las elecciones del año que viene, además de sumar muchos más compatriotas a la pobreza.

En una entrevista radial, el presidente Alberto Fernández habló sobre el dólar paralelo y advirtió: «Le meten en la cabeza que la Argentina va a devaluar. Es una técnica permanente en los diarios, principalmente en algunos. La brecha se genera porque hay operadores que mueven el CCL y a partir de ahí se empiezan a complicar las cosas. De todas estas cosas nos estamos ocupando con Martín”. También en otra alocución dijo que si querían guerra la iban a tener… además de amenazar se debería ir pintándose la cara de verdad, creo yo.

Después de un mes de desavenencias entre el ministro de economía y el presidente del Bco Central, el presidente dijo que el timón lo tiene Martín Guzmán. Pero en el intertanto se fueron unos 12.000 millones de dólares tan necesarios ahora. No se puede pensar en ingenuidad por parte de Miguel Pesce quien está en el Banco Central desde la época de Néstor, puesto ahí por su amigo el actual presidente Alberto Fernández. El mecanismo utilizado por empresarios de adelantar pagos de endeudamiento externo, comprando dólares baratos provistos por el Bco Central, cuando no tenían necesidad de pagar, o bien tienen suficientes dólares stockeados en el exterior para eventualmente hacer esos pagos, o se trató de autopréstamos que es otra forma de fuga no legal o el adelantamiento de importaciones con el argumento de una posible futura devaluación que llegó al absurdo que fueron pagadas importaciones por un monto superior a las efectivamente realizadas.

Es decir, a las maniobras especulativas de fondos atrapados por el default de Lacunza de Macri, a la que parece también hay que incluir algunas provincias que quedaron en igual situación, más los ardides habituales de exportadores (que no liquidan exportaciones) e importadores que sobre facturan debemos añadir los errores o debilidades de los funcionarios encargados de ejercer controles.

Las concesiones de bajar retenciones por tres meses obviamente no dieron los resultados esperados, tal vez hubiera funcionado si se proponía bajarles un mes y duplicarlas a partir del 2do o 3r. mes y entonces probablemente hubiera habido una avalancha de liquidaciones. En fin, lo que está claro es que los especuladores no entienden de buenos modales, a pesar de lo cual las respuestas desde el gobierno siguen siendo de “mercado”

A partir de tomar el timón de todas las variables económicas, que francamente espero que no sea demasiado tarde y que no deba pagar con su cargo la impericia, mala voluntad y/o desavenencias colectivas, el ministro Guzmán cambió la estrategia y comenzó a implementar medidas para que al menos los fondos especulativos tuvieran su premio al apriete y puedan salir del país. Algo así como vayan a especular a otra parte.

Entre las iniciativas en esta dirección por parte del Ministerio de Economía se licitaron bonos en pesos ajustados por tipo de cambio, es decir, se ajustan de acuerdo a cómo evolucione el dólar. Aparentemente en estos días logró al menos frenar la escalada alcista, pero creo que todavía no tiene ganado el partido completo.

Dos comentarios adicionales antes de terminar. Uno que la nueva estrategia de Guzmán para calmar los mercados es la austeridad fiscal, entre otras cosas le acaba de devolver al Bco.Central fondos que el Bco Central había entregado al tesoro nacional para financiar por ejemplo el IFE y los ATP. Claro que la palabra austeridad es música para los oídos del FMI y una muy mala noticia para los sectores más postergados de nuestra sociedad, los que cobraron IFE o ATP, los beneficiarios de la AUH, los jubilados entre otros, para los cuales no habrá beneficios o aumentos el año que viene, con una inflación que viene subiendo y que seguramente tendrá un salto importante cuando se descongelen las tarifas que están congeladas desde que comenzó la cuarentena y que contribuyó a mantener más o menos a raya la inflación.

En segundo lugar, quiero reiterar lo dicho varias veces, lo que se está jugando en estas horas son las dos concepciones enfrentadas que vienen en disputa especialmente desde la dictadura.

  • La que entiende que la internacionalización financiera constituye una situación estable e irreversible y, por lo tanto, no se pueden pensar las políticas nacionales sin aceptar como axioma que la Argentina persistirá inevitablemente en su inserción profunda en las finanzas globales establecidas por la hegemonía de la economía neoliberal.
  • La que entiende como fundamental encontrar los mecanismos nacionales que permitan ganar grados de autonomía creciente del capitalismo financiero internacionalizado. Esta corriente le da valor a la política económica como herramienta para conseguir el objetivo de reducir el grado de inserción en las finanzas globales.

Si se optara por seguir en el marco de la valorización financiera nuestra democracia corre el riesgo de vaciarse de contenido, porque cuando los “mercados disponen”, el pueblo es marginado de su libertad para autogobernarse.

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