El machete de ChaqueChé

(Por Carlos Resio) La página de la policía de la provincia, en su historia de la institución,ejemplifica el proverbial valor del policía misionero con su primer héroe, el sargento Eduardo Ramírez, quien allá por 1906 patrullando la zona del alto Uruguay interceptó a unos contrabandistas y al grito de chaquechélos enfrentó repeliendo los disparos de armas de fuego sólo con su machete, apresando a uno de los delincuentes adquiriendo así el sobrenombre que lo inmortalizaría, Sargento ChaqueChé. Claro que con el tiempo y la imaginación popular, al sargento sólo le faltaba cazar tigres con los dientes pero parece haber sido un personaje respetado por los vecinos de aquella, por entonces, bravía región de necesaria reafirmación territorial.

Carlos Resio en La 99.3 el 7 de abril de 2021

Más allá del mito romántico, sobran textos, películas, relatos, canciones y hasta el comisario de Trulalá que describen al funcionario policial de aquellos tiempos como un personaje muchas veces arbitrario, violento y autoritario casi siempre al servicio de políticos, terratenientes y patrones más que a los dictados de la ley, imponiendo injustos castigos a los desacatos cuando no haciendo la vista gorda ante la violencia a la que eran sometidos los trabajadores rurales a manos de capangas y patrones.

Han pasado desde entonces períodos de imperfecta democracia pero también de sangrientas dictaduras y las policías provinciales y federales no han podido ser verdaderamente democratizadas debatiéndose en un zigzag modelos de administración que las llevó de instrumentos de control social en beneficio de minorías poderosas a intentos de democratización interrumpidos por golpes de estado o modelos de mano dura y de negocios inconfesados.

La policía de la provincia de Misiones no es la excepción. Como las policías de otras jurisdicciones, durante la última dictadura sirvió de andamiaje para la persecución y represión de dirigentes políticos y sociales imponiendo el terror junto a fuerzas militares y federales desplegados en la provincia.

Desde la vuelta a la democracia en 1983, los intentos para democratizar a las fuerzas policiales han tenido diversa suerte. La policía, en tanto institución que previene y conduce el conflicto social en una primera instancia, suele ser parte del problema antes que la solución. En nuestra provincia podemos enumerar un largo listado de casos de represión a la protesta social, apremios ilegales, muertes por gatillo fácil y desaparición forzada además de casos de corrupción. Estas acciones indeseables y condenables son atendidas invariablemente con programas de entrenamiento y capacitación además de provisión de equipamiento, incorporación de efectivos y aumento de presupuesto aunque viene demostrándose que no es el camino por el cual la policía deje de ser parte del problema para ser la solución.

El hecho de la brutal represión policial a una protesta social en la localidad de Leandro N. Alem en el mes de marzo puso nuevamente en discusión el rol de las policías en nuestra sociedad. Los criterios de selección de sus miembros, la falta de programas de capacitación, sobre todo a partir del retiro de la asistencia del gobierno nacional desde 2016, los históricos paradigmas de la policía como elemento de control social y la derechización del electorado mantienen o empeoran el perfil represivo de la fuerza que se exterioriza periódicamente.

El nombramiento de Sabina Frederic al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación fue para mí una de las mejores designaciones del nuevo gobierno a partir de 2019. No tanto por la capacidad de la ministra a quien no conocía sino por la idea de designar en ese puesto a una funcionaria experta en el estudio de los comportamientos sociales en reemplazo de la anterior ministra, afecta a vestirse con ropa de combate, tratar como héroe a policías que matan por la espalda y alentar la mano dura de las fuerzas federales a tal punto de otorgar impunidad en casos como los del asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel entre otras linduras.

La visita de la actual ministra a la provincia coincidió con los violentos hechos acaecidos en Alem y aún no sabemos cuáles pueden ser las repercusiones hacia el interior del gobierno provincial además de recibir los programas de formación que el gobierno nacional vino a ofrecer. Pero nada podemos esperar de la conducción política provincial que, por ejemplo, no ha aplicado las medidas que manda la ley Micaela para comenzar un camino de deconstrucción progresiva de un modelo patriarcal y misógino que mostró sus consecuencias en casos sonados como los de Cristina Vázquez y María Ovando pero también en otros. Y, aunque creo que el nuevo aporte nacional tarde o temprano podrá traer mejoras a la institución policial misionera, nuevamente se elige perfeccionar el sistema buscando que disminuyan las tropelías policiales sin abrir la discusión sobre el rol que debe cumplir la policía y cuáles deben ser sus funciones.

En este sentido, me parece que tanto Frederic, con su visión más humana de la función policial, como Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, con su propuesta de eficaz y quirúrgica mano dura, son dos caras de una misma moneda y en ambos casos mantienen a la policía como elemento de resguardo de la propiedad privada y el orden social, sobre todo en los sectores populares, más que como servicio de mediación y resolución de conflictos.

Los foros de seguridad barrial son un avance pero nuevamente ponen el acento en mejorar el modelo actual.

Una policía de saturación, mejor equipada y con mejores modales  sigue estando al servicio de la desigualdad y para mantener a la población alejada de a protesta en lugar de ser un instrumento de presencia del estado con cercanía a los vecinos y sus necesidades y con la posibilidad de predecir conflictos antes de que sucedan, actuar en instancias delictivas antes de su agravamiento y de esta forma convertirse en funcionarios esperados por los vecinos y no temidos como lo son ahora. ¿Acaso no podríamos discutir que, por ejemplo, las dos terceras partes de los funcionarios policiales sean reemplazadas por trabajadores sociales y el resto transformados en agentes altamente profesionalizados? ¿No sería deseable una profundización democrática para que los propios vecinos y vecinas participen en la elección y control de los funcionarios policiales?

Quizá parezcan propuestas algo osadas pero discusiones como estas están pendientes. La actual complejidad de las sociedades  y las condiciones socioeconómicas de vastos sectores no son similares a las del territorio agreste en el que actuó el sargento ChaqueChé y tal vez sea hora de cambiar el machete por la mediación democrática, el diálogo y participación popular.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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