El dioxido de cloro está prohibido en la Argentina

«El dióxido de cloro está prohibido si la Anmat no lo aprueba», remarcó el ministro de Salud porteño Fernán Quiros al referirse a la polémica por la decisión de un juez que ordenó a una clínica aplicar esa sustancia a un paciente con coronavirus, quien finalmente murió.

(Telam) El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, coincidiendo con 45 organizaciones científicas, aseguró este miércoles que «si la Anmat no aprueba el dióxido de cloro, está prohibido y no debe aplicarse a humanos en nuestro país», al referirse a la polémica por la decisión de un juez que ordenó a una clínica aplicar esa sustancia a un paciente con coronavirus, quien finalmente murió.

En un comunicado oficial, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aclaró que la composición no está indicada para el tratamiento contra COVID-19 y su ingesta puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones.

«La Argentina tiene un organismo de gran prestigio, que es la Anmat, con gente muy calificada y amplia experiencia en la evaluación de nuevas tecnologías, medicamentos y vacunas. Por eso debemos comprender que más allá de lo que nosotros podamos sentir o pensar sobre que tratamientos son mas útiles que cuales en diferentes enfermedades, debemos actuar en base a las recomendaciones de la Anmat», explicó Quiros.

Los científicos

Cuarenta y cinco sociedades científicas repudiaron el fallo que ordenó al Sanatorio Otamendi a tratar con dióxido de cloro a un paciente en estado crítico con coronavirus, que finalmente falleció ayer, al tiempo que avalaron el accionar del establecimiento médico y recordaron que se trata de un tratamiento no autorizado por la Anmat.

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) emitió un comunicado para expresar “su total respaldo a los colegas médicos del Sanatorio Otamendi” en su negativa a suministrar a un paciente dióxido de cloro, “que no tiene ninguna evidencia científica para ser utilizado como droga de tratamiento», y nebulización con ibuprofeno, “que tampoco, hasta la actualidad, tiene trabajos científicos que avalen su indicación en esta forma”.

“También queremos expresar nuestro repudio a la orden judicial dictada para que un profesional indique y administre ambas prácticas, en contra de su conocimiento científico y juicio médico”, agregó.

En el texto, la SATI señaló que «la justicia no debe obligar a los médicos a indicar un producto o una medicación que no tiene el respaldo científico y que no está autorizada por los entes de regulación nacionales e internacionales, ni respaldada por las sociedades científicas nacionales e internacionales”.

Además, pidieron a “las autoridades competentes (ministerios de Salud, secretarías de Salud, colegios o consejos de médicos, instituciones judiciales)” que arbitren las medidas necesarias para dar “seguridad profesional y garantía jurídica a los profesionales”, de modo que “puedan actuar con la libertad que otorga la medicina basada en la evidencia científica, y para que se frene la judicialización de la medicina, sin razones coherentes, como lamentablemente, está sucediendo últimamente”.

“Una de las bases de la práctica médica es no hacer daño al paciente. Claramente, con esta decisión judicial se está obligando a los profesionales del Sanatorio Otamendi a violar este precepto y poner en riesgo la salud del paciente”, concluyeron.

Por su parte, la Sociedad Argentina de Medicina (SAM) se manifestó en respaldo a “los comunicados de Anmat y de la OPS respecto a no recomendar tomar productos que contengan dióxido de cloro, clorito de sodio, hipoclorito de sodio o derivados en pacientes con sospecha o diagnóstico de Covid 19 ni en ningún otro caso”, dado que “no hay evidencia” de su efectividad como tratamiento “y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”.

En tanto, la Asociación Toxicológica Argentina (ATA) reiteró su recomendación de “no utilizar productos a base de dióxido de cloro” ya sea en pacientes con sospecha o diagnóstico de Covid-19 como en cualquier otra enfermedad, “atento a no existir evidencias sobre su eficacia y porque estos productos pueden ocasionar graves efectos adversos sobre la salud de las personas que se pueden ver expuestas a estas sustancias químicas, tras la búsqueda desesperada de una cura milagrosa”.

“Para la Asociación Toxicológica Argentina la seguridad de las personas es el objetivo principal que debe acompañar a cualquier decisión o intervención en salud”, dijeron.

Por último, 45 sociedades científicas reunidas en el «Foro de Sociedades Científicas Argentinas, de Organizaciones de la Sociedad Civil y Universidades», emitieron un comunicado conjunto para expresar “suma preocupación” por “la injerencia del poder judicial en un tema médico-científico con implicancia en la salud pública” y para “repudiar el accionar de aquellos profesionales de la salud que alientan estas medidas y no miden el daño de sus actos”.

Aclararon que si bien es atendible «la desesperación de los pacientes y sus familias ante la presencia de una enfermedad” así como “el principio de ‘autonomía’ de los pacientes”, a ellos se oponen “otros principios como el de ‘beneficencia’ (en este caso ausente) pero fundamentalmente el de ‘no maleficencia’».

Entre otras asociaciones y organizaciones, integran la Red que emitió el comunicado la Sociedad Argentina de Infectolog{ia, la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, la Sociedad Argentina de Medicina, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología, la Sociedad Científica de Emergentología Argentina, la Sociedad Argentina de Emergencias, la Red Argentina de Investigadoras e Investigadores en Salud, la Fundación Huésped, el Foro Argentino de Clínica Médica y la Federación Argentina de Medicina Familiar y General.

El 7 de enero un fallo del juez federal Javier Pico Terrero admitió como válida la medida cautelar presentada contra el sanatorio Otamendi y Miroli con la que se define que se «administre el uso del ibuprofenato de sodio, a través de nebulizaciones y de dióxido de cloro mediante vía intravenosa» a un paciente en grave estado de salud por coronavirus que «no había respondido a los tratamientos convencionales con oxígeno», y que finalmente falleció ayer.

El abogado de los familiares del fallecido, Martín Sarubbi, anunció hoy que demandará al centro asistencial por los presuntos delitos de homicidio culposo y desobediencia, y señaló que el tratamiento con dióxido de cloro fue aplicado por el médico neurocirujano Dante Converti.

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