Los desacuerdos del acuerdo

Mirta Botzman

(Por Mirta Botzman) Después de tanto tiempo y con una tercera guerra mundial de nueva forma en curso por la magnitud de las consecuencias económicas, sociales y políticas además de las humanas que se están produciendo a nivel mundial cuya magnitud todavía es difícil de dimensionar. Sobre este tema seguramente vamos a volver en el futuro porque lamentablemente no parece que vaya a resolverse en el futuro inmediato. Aun cuando el escenario central de operaciones está a más de 15.000 km y cuando sólo llevamos 15 días de manifestarse de forma clara esta guerra, ya comenzamos en el país a sufrir las consecuencias, en términos de precios de algunos insumos básicos como el trigo y ni hablar de lo que significará en términos del gas licuado que tendremos que importar en particular en invierno.

Mirta Botzman en La 99.3 el 10 de marzo de 2022

Mientras tanto acá seguimos como un karma discutiendo el FMI. Me cuesta hablar de acuerdo porque se llegó a un punto en que se parece más a una rendición y sometimiento del país que a un acuerdo. El cogobierno del fondo no comenzará cuando entre en vigencia con la aprobación del congreso y del directorio del Organismo, sino que ya está cogobernando y como muestra, entre otras cosas, tenemos la elevación de las tasas de interés por parte del banco central, o la exigencia de no modificar ni una coma en el congreso previo a su aprobación, aunque esto último se develó como una sobreactuación del ministro Guzmán.

El desenlace apresurado después de dos largos años de idas y vueltas nos ha permitido conocer la cantidad de puntos que venían ocultos o tapados en la larga negociación.

Primero, para mencionar las “buenas noticias”, se logró no incorporar la exigencia de reforma en el sistema previsional y en la legislación laboral, aunque en ambos casos hay que agregar la palabra, PERO. En el caso previsional está el compromiso del gobierno argentino de “revisar” lo que llaman los regímenes especiales que no sólo incluyen a los jueces y diplomáticos que en realidad en ambos casos no son demasiadas personas y no mueven el amperímetro del total de recursos comprometidos, más allá que es bueno que se tienda a la equidad, en particular en el caso del poder judicial. Parecería que el objetivo podrían ser los regímenes provinciales que hasta ahora se venían salvando del cuchillo. Los docentes, entre otros, también tienen un régimen especial de jubilación, es decir, este temano da espacio para relajarse. En cuanto a la legislación laboral, en la Asamblea Legislativa, además de jactarse por la ausencia de una reforma laboral el presidente anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley de empleo joven. Sin conocer el texto de ese proyecto de ley, la experiencia nos indica que en general toda buena intención de promover o incentivar el empleo en un determinado segmento suele ir acompañado de recortes en derechos o cargas sociales como única herramienta de promoción.

El otro tema presentado como logro fue la no inclusión en el texto acordadola exigencia del FMI sobre las tarifas de gas y electricidad y los subsidios. El Fondo exigía una cuantificación absoluta desde el punto de vista de la disminución de los subsidios, y el gobierno se negó a aceptar esa cláusula, con el argumento de protegera los consumidores y se aceptó la segmentación propuesta por el gobierno.

Aunque también hay argumentos de justicia equitativa en que el gobierno no subsidie el consumo a los sectores de mayores ingresos, cuando yo era muy joven una política de este tipo se llamaba discriminación, ahora el neoliberalismo con su capacidad de disfrazar los nombres de todas las cosas la llama segmentación.

Hay que decir que es mínimo lo que se puede ahorrar y habría que ver como se aplica ya que los sectores más ricos del país tienen una muy desarrollada capacidad de ocultar y disfrazar las cosas y bienes para evadir, eludir y no pagar lo que corresponde legalmente. Acá en Misiones como en el resto del país con excepción del AMBA esa cláusula no nos beneficia en nada. El AMBA es la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. En Misiones la tarifa de electricidad la fija EMSA, con independencia de lasdisposiciones nacionales. De hecho, en 2020 cuando el gobierno nacional congeló la tarifa eléctrica por la pandemia, EMSA produjo un aumento en la misma.

El plan de pagos al FMI, que está discutiendo el Congreso, por la deuda contraída por Macri, consiste básicamente en que con ahorro fiscal se pagaran los intereses y el capital se renueva con un nuevo préstamo de ese organismo internacional a 10 años de plazo, con cuatro años de gracia para abonar el mismo, de manera tal que, si se cumpliera puntillosamente con todos los requerimientos, la deuda con el FMI se terminaría de cancelar en el año 2034.

Por si a alguien le quedan dudas ahorro fiscal significa que el Estado deberá gastar menos en otros objetivos que pueden ir desde pagar jubilaciones, asignaciones, comprar fideos para ayudar a alimentar a la mitad de la población del país que está en situación de pobreza, etc. Renovar el préstamo quiere decir contraer una nueva deuda por 44 mil millones de dólares para pagarle al propio FMI el préstamo hecho para que Macri financie la fuga de capitales de amigos, socios y familiares, además de su propia campaña a la reelección que por suerte fracasó.

En relación al tema fiscal siempre presente en las exigencias del Fondo, la verdad es que en el país no es un tema preocupante ni es el origen de la inflación, es más Guzmán viene haciendo el ajuste desde el año pasado, tal como lo señaló públicamente la vicepresidenta, Salvo el tema de las tarifas y subsidios no se incluye una sola palabra sobre la necesidad de introducir una reforma tributaria progresiva que acreciente los ingresos fiscales.

En este sentido, el impuesto a las grandes fortunas de modo permanente mientras dure el acuerdo, podría contribuir con un 0,5% anual sobre el PBI, asimismo, un impuesto a la herencia, eliminado por Martínez de Hoz al inicio de la dictadura, podría acercarse al 1%, o sea que hay margen para una mejora fiscal por el lado tributario.

El plan de metas fiscales, monetarias, y comerciales acordadas con el FMI implican un ajuste grande en esas cuentas esenciales del país, que se agravan, aún más, con la exigencia de incrementar las Reservas Internacionales del BCRA, entre 4.000 y casi 6.000 millones de dólares desde el 2022 y el año 2024. Estas metas me recuerdan una frase muy usada en México y que es Fingir demencia es decir las fijan sabiendo que son prácticamente incumplibles.  Se fijan metas de exportaciones e importaciones de mercancías como si ello por si solo garantizara alcanzar los objetivos, pero nada se dice que el superávit comercial acumulado en los años 2020 y 2021 fue de 27.278 millones de dólares y las reservas internacionales del BCRA descendieron fuertemente.

La exigencia de obtener un cada vez más abultado superávit entre exportaciones e importaciones, significa entre otras cosas apuntar a la cada vez mayor primarización de la economía dejando de lado cualquier posibilidad de crecimiento en base al sector industrial. El crecimiento industrial requiere dólares para la compra de insumos, maquinarias y equipamiento en el exterior y esto dejaría menos dólares disponibles para pagarle al Fondo. Esto además está explicitado en el texto acordado ya que requiere ir disminuyendo la tasa de crecimiento de la economía.

El desarrollo del sector industrial es la única posibilidad de crecimiento en el nivel de empleo y por tanto de disminución de los niveles de pobreza en nuestro país. El superávit obtenido y evaporado en estos dos últimos años es la demostración de que el país no tiene un problema de balanza comercial con el exterior, el problema de nuestro país es la fuga permanente de capitales al exterior por parte de las empresas transnacionales, las grandes empresas nacionales y los sectores más ricos de nuestra sociedad. Es ahí donde se hace el agujero negro de las posibilidades de nuestro desarrollo.

El acuerdo alcanzado por Guzman con el FMI no tiene una sola palabra referida a este, que es el verdadero problema de nuestro país. Ni siquiera tenemos certeza de que vaya a denunciarse públicamente a los fugadores de los dólares desembolsados por el FMI entre 2018 y 2019, esdecir, los dos últimos años de gobierno de Macri.

Tanto el presidente como el Ministro de Economía afirman que este es el mejor acuerdo al que se podía arribar. Pero esa apreciación —que siempre es subjetiva— no resulta acompañada por lo que se debería expresar: la Argentina tenía objetivos que no logró alcanzar en la negociación.

Una parte sustancial del Frente de Todos cuya expresión más institucional fue su bloque de senadores, expidió dos cartas en las que se pronunciaba por una extensión de plazos del acuerdo por lo menos hasta 20 años. Respecto de la tasa de interés, el Ministro de Economía sostuvo una larga negociación para eliminar los sobrecargos sobre una deuda que el FMI se esmeró en generar, asociado con el gobierno de Macri. En este punto, el Fondo no sólo no los eliminó, sino que tampoco los mitigó y, en cuanto a los plazos, el “entendimiento” desconoce los necesarios para que la deuda sea afrontable,  más irrazonables si se considera que el objetivo del gobierno era pagar con una política de crecimiento la que claramente desapareció del horizonte.

Pese a que el FMI violó su propia normativa para apoyar a Macri que por otra parte no cumplió ni un solo de los pasos e instrumentos institucionales que se requiere para tomar semejante deuda, y aceptó que se utilizaran los recursos para la fuga de capitales –destino expresamente prohibido por el dispositivo normativo del Fondo—, ahora se caracteriza a este organismo como “acreedor poderoso” o como “el mundo”.

Pero el FMI es otra cosa; es una contraparte de carácter imperial, enemigo de los gobiernos y experiencias nacional-populares, que no atendió los vicios de origen al momento de renegociar la deuda impagable y que se negó a atender los pedidos de mayores plazos y reducción de intereses. Por fuera de la consideración de si el “entendimiento” es el “mejor alcanzable”, resulta necesaria una expresión clara y contundente respecto al carácter del organismo. Como así también a su rol intrusivo en las políticas internas de los países deudores. No es un buen camino decir que no se aceptaron condicionamientos externos. El FMI impuso condiciones. Las impuso en las decenas de préstamos que Argentina tomó del organismo, y las impone siempre en todos los préstamos que ha otorgado a todos los países que acudieron a él. Este mensaje al pueblo no es sólo un deber, es una necesidad, teniendo en cuenta además que circulan encuestas que indican que hay, al menos, un 40% de la población que piensa que la deuda la contrajo este gobierno y que es Alberto Fernández es el responsable de la presencia del FMI en el país.

Está clarísimo que el grado de concentración de la economía ha diseminado lógicas corporativas en otros ámbitos de la vida institucional y social. Los monopolios de los medios de comunicación también impregnan e intervienen en la construcción de hegemonía para garantizar el continuismo del estado de cosas. Los sectores de la economía concentrada logran sus objetivos de reducir los grados de autonomía de la política, que avasallan en forma permanente.

Resulta imprescindible entonces no asumir la correlación de fuerzas como un insumo inmutable, proveniente de las mayorías y minorías parlamentarias, ni de las amenazas del poder económico concentrado respecto a la desestabilización económica. Es fundamental e ineludible la movilización del pueblo en defensa de nuestros propios intereses, las distintas organizaciones sociales y políticas del campo popular deberían comenzar a tomar la iniciativa de movilizarse sin necesidad que desde el poder ejecutivo nos convoque a movilizarnos.

Cuanto más estanca esté la población más fácil será para los sectores dominantes imponer exitosamente su proyecto e inclusive derrotar a cualquier iniciativa popular en las próximas elecciones generales, lo que sería sumamente duro y doloroso para nuestro país y el futuro de nuestro pueblo.

La economista Mirta Botzman nos propone una mirada nacional, popular y democrática de la economía nacional e internacional, todos los jueves, a las 7,30, en su columna Cuentas Claras en el programa Contala como quieras, en La 99.3.

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