Expectativa latinoamericana por las elecciones en Brasil en tiempo de guerras híbridas

«Hay una cosa que yo creo que es importante y es que antes una elección en un país latinoamericano nos importaba, pero nos importaba relativamente y hoy en cambio estuvimos todos pendientes de esta elección, no sólo porque Brasil es un país limítrofe y con el cual tenemos tantas vinculaciones sino porque desde que comenzó todo el proceso de integración cambió completamente la expectativa de las poblaciones acerca de lo que pasaba con los países del Mercosur, de la Unasur, de la Celac, etcétera y hay, más allá de la importancia económica comercial que pudo haber tenido toda la iniciativa de integración, que ya venía planteándose desde hace a tantos años desde la posguerra, desde el diagnóstico de las Cepal,más allá de eso la novedad fue que empezó a adquirir un carácter político, además de carácter económico». En esos términos comenzó el análisis del antropólogo social Roberto Abínzano sobre el resultado electoral en el Brasil el 2 de octubre último oportunidad en la que se impuso el ex presidente Luis Inácio ‘Lula’ Da Silva con el 48,31 por ciento de los votos dejando en segundo lugar al actual mandatario brasileño Jair Bolsonaro que alcanzó el 43,30 por ciento de los votos, resultado que determinó que el país latinoamericano deberá dirimir en segunda vuelta, el 30 de octubre próximo, quien lo presidirá a partir de 2023.

Roberto Abínzano en La 99.3 el 3 de octubre de 2022
Roberto Abínzano

Para Abínzano «el no al Alca solamente se pudo hacer porque hubo unidad en una decisión política, una decisión política muy dura y yo me acuerdo que en un momento dado este Néstor Kirchner le dijo a Bush que no queríamos hegemonías en el continente y Bush lo miró muy serio y le dijo que ‘esa es una palabra muy fuerte en mi país’. Ese fue un momento muy tenso».

Abínzano fue convocado desde el programa Contala como quieras, en La 99.3 para analizar y reflexionar sobre ese proceso electoral y sus implicancia para Latinoamérica. Para el doctor en Antropología Social, desde aquella Cumbre de las Américas en la ciudad de Mar del Plata en 2005 y el rechazo a la Alianza de Libre Comercio de las América (Alca) impulsada por los Estados Unidos «empezaron a pasar cosas muy extrañas, entre ellas Bolsonaro, que creo que son un producto de una estrategia continental, una geopolítica continental, que es lo que los argentinos tenemos que empezar a mirar porque este nos miramos demasiado nuestra realidad, cosa que me parece correcta, pero también tenemos que empezar a mirarnos en un mundo donde el tablero de ajedrez es que está al rojo vivo en esto que ahora llamamos y en las que nos hemos quedado envueltos que se conocen como guerras híbridas, y las guerras híbridas son guerras que ya no se libran solamente con cañones y con aviones y misiles, son guerras totales, guerras informáticas, guerras a través de las comunicaciones, guerras con muchos factores culturales que antes no quizás no era tan importante, son guerras económicas con sanciones económicas y todo esto lo tenemos que ir viendo», enfatizó y añadió que «entonces, de golpe para nosotros, una elección en Brasil se convierte en un motivo de interés indudable, estamos pendientes porque nuestro nuestro futuro también depende de este de lograr una integración que nos nos permita desempeñar un rol desde un rol de poder en este mundo actual».

Elecciones en Brasil

(Telam) El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se impuso este domingo 2 de octubre en la primera vuelta en Brasil por cinco puntos porcentuales sobre el mandatario Jair Bolsonaro pero no alcanzó el piso necesario para evitar el balotaje del 30 de octubre frente a un adversario que logró un mejor desempeño que el que le auguraban las encuestas y robusteció su posición en ámbitos legislativos y en algunas gobernaciones.

Con el 99,51 por ciento de los sufragios contados, Lula obtenía el 48,31 % y Bolsonaro el 43,30 por ciento, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE). El líder del PT dispone de cuatro semanas para hacer campaña en busca de los votos que le faltaron en esa primera vuelta, debido a que en la jornada de este domingo quedó menos del 1,70 por ciento de los sufragios necesarios para alzarse con la presidencia en el primer turno.

El bolsonarismo sorprendió a los prestigiosos estudios demoscópicos de Datafolha e Ipec, que preveían una victoria de Lula por hasta 14 puntos de ventaja y quizás sin balotaje.

Esta nueva derecha renovada logró fortalecer la presencia de su fuerza política el Congreso, acceder a gobernaciones y disputar segundas vueltas para gobernador, a la vez que le dio a Bolsonaro una aparente chance de ser reelecto, cuando antes de las 17 de este domingo parecía un derrotado.

Lula volverá así a disputar un balotaje. Nunca había ganado en primera vuelta, ni en 2003 ni en 2006, cuando obtuvo su reelección, y en 1989 perdió en segunda vuelta ante Fernando Collor de Mello.

El único político brasileño que logró ganar la primera vuelta fue Fernando Henrique Cardoso, quien lo hizo en 1994 y 1998.

Desde que se inició la transmisión de datos en tiempo real, a las 17, tras el fin de la jornada electoral, que no tuvo episodios de violencia graves ni generalizados, en el bunker de Lula en San Pablo todo era «desorientación» porque los primeros cómputos le daban ventaja de hasta siete puntos a Bolsonaro, algo que se revirtió a medida que se incorporaban los votos al conteo oficial.

«La verdad que esperábamos el voto silencioso, el voto vergonzoso de los que no decían ni dirán que habían votado a Bolsonaro», dijo a Télam un dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) que es uno de los principales asesores en leyes de Lula, en el Novotel Jaragua de San Pablo.

Bolsonaro logró una victoria en el estado de San Pablo, el más desarrollo y poblado del país, ya que su candidato y exministro de Infraestructura, Tarcisio de Freitas, venció al favorito Fernando Haddad, del PT, por 42 a 35%.

Otro ministro de Bolsonaro, el astronauta y exministro de Ciencia Marcos Pontes, quien ejecutó el mayor ajuste del área en su historia durante su gestión, fue elegido senador por San Pablo, derrotando al exgobernador Marcio França, del Partido Socialista Brasileño (PSB) de Geraldo Alckmin.

El poder en San Pablo, que el cuatro veces gobernador Alckmin le debía aportar a Lula al ir como su vice, se deshizo como el polvo este domingo en el estado más fuerte del país, sobre todo en el interior, donde las clases medias ratificaron el rechazo a las opciones progresistas, como a lo largo de la historia.

Haddad y Freitas dejaron afuera del balotaje a Rodrigo García, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que dejará de gobernar San Pablo por primera vez en 27 años.

«En este escenario, en caso de vencer las elecciones en la segunda vuelta, Lula deberá enfrentar una fuerte resistencia de la derecha en el Senado», explicó el analista Oliver Stuenkel, de la Federación Getulio Vargas.

El libertario bolsonarista Romeu Zema, gobernador de Minas Gerais, del Partido Novo, fue reelecto con el 57 por ciento de los votos en el segundo distrito electoral del país contra Alexandre Kalil, intendente de Belo Horizonte y expresidente de Atlético Mineiro, del PSB, un gran aliado de Lula.

En la presidencial, Lula ganó en Minas Gerais, confirmando que allí está su salvación para evitar que en la segunda vuelta se revierta el resultado gracias a la máquina bolsonarista, que vio en las urnas electrónicas -que no denunció hasta el momento, como había amenazado- el fruto del arsenal de ayuda social y dinero repartido desde julio entre taxistas, camioneros y 21 millones de familias.

También venció en el nordeste, donde la votación fue como esperaba el dos veces presidente, que le respondió a la altura de su coalición política de centroizquierda.

Lula fracasó en buscar el voto útil con los principales artistas del país y figuras identificadas con el progresismo, ya que la senadora Simone Tebet, del Movimiento de la Democracia Brasileña del expresidente Michel Temer recibió 4,45% contra 3,08 % del gran derrotado de la elección, Ciro Gomes, un desarrollista del Partido Democrático Brasileño.

Los votos de ambos serán el eje de la disputa de Lula y Bolsonaro. En 2018, Gomes viajó a París para evitar hacer campaña a favor de Haddad, del PT, mientras que se espera que Tebet esté más alineada a Lula, quien después de haber estado preso injustamente retornó como el gran contrincante de Bolsonaro, el gran faro de la derecha mundial.

Otra gran victoria del bolsonarismo fue la reelección en Río de Janeiro de Claudio Castro por 58% a 27% contra el progresista Marcelo Freixo, del PSB, confirmando una nueva generación de la derecha.

En el Senado, Bolsonaro logró que fuera elegido el vicepresidente Hamilton Mourao en Río Grande do Sul y sus exministras Teresa Cristina en Mato Grosso y Dammares Alves en Brasilia.

Alves fue ministra de la Mujer, famosa por ser una pastora evangélica que propuso brigadas para perseguir a las mujeres que abortan y a los médicos que realizan oficialmente abortos legales, previsto por la ley.

El Centrao resultó uno de los grandes vencedores, ya que el Partido Liberal, al que adhirió Bolsonaro en 2021, y el Partido Progresista, que domina el Congreso, del jefe de gabinete Ciro Nogueira, lograron conquistar el mayor bloque en la cámara baja.

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