El huevo de la serpiente

Carlos Resio.

“Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado” Edvard Vergérus (El huevo de la serpiente)

En estos días volví a ver la película de Ingmar Bergman y Dino de Laurentis “El huevo de la serpiente”. Como ya lo mencioné en otra columna, “Signos que son consecuencia”, la actualidad es el resultado de aquello que se nos insinuó con señales cotidianas en algún momento del pasado ni no tuvieron obstáculo en su desarrollo. De la misma manera, y desde la perspectiva opuesta, los signos que se nos muestran hoy tendrán sus consecuencias en el futuro si es que no acertamos en conjurarlos. Saber verlos e interpretarlos correctamente nos dará la oportunidad de incidir para que lo que resulte sea lo deseado.

Carlos Resio en La 99.3 el 29 de junio de 2022

La película, estrenada en 1977, se desarrolla en la Alemania de la década del 20. Humillada por su derrota en la primera guerra mundial, arruinada económica y moralmente, donde se mezclaba la miseria, el resentimiento, la desesperanza y los mensajes mesiánicos y de odio que encontraron en la comunidad judía al destinatario del mensaje aglutinante sobre el que erigió el régimen que llevó a la Alemania de Goethe, Beethoven y Schopenhauer a perpetrar la matanza por métodos industriales de más de 6 millones de personas en su mayoría judías pero también gitanas, homosexuales y con enfermedades mentales y físicas además de los mas de 50 millones de muertos en la contienda bélica.

En uno de los diálogos de la película, el médico Edvard Vergérus le muestra a Abel Rosemberg el protagonista, imágenes de sus aberrantes experimentos con seres humanos y sobre todo una donde se ve a una multitud de personas en un detallado plano frontal. Le señala que no serán los adultos quienes se levanten sino los jóvenes que acumulan el odio y la frustración de sus mayores. Mientras tanto, en una cervecería de Munich y en las calles de toda Alemania se construían las condiciones de violencia que un pueblo cansado y ausente, devastado por la miseria o distraído en el humo de los cabarettes de lujo no alcanzaba a ver la serpiente, ya formada, a través de la fina cáscara del huevo que, como un oráculo, anuncia Vergerus a Abel en una de las últimas escenas de la película.

Revisando algunos artículos desde su estreno en Argentina, encontré que el significado de la película es utilizado desde distintos y antagónicos espacios para ejemplificar el anticipo de un futuro temido. Tanto es así que, a pesar de lo que podríamos pensar, la película fue estrenada en Argentina en 1977 y la crítica oficial y las notas en los medios la referenciaban al gobierno derrocado en 1976.

Creo ver un carácter universal y atemporal de las circunstancias que describe la película y hace que pueda trasladarlo efectivamente a la actualidad y particularmente a nuestra región. Puntualmente a nuestro país.

Los procesos mediante los que se cristalizan condiciones para la irrupción de regímenes autoritarios abarcan períodos históricos de distinto signo pero suelen tener como común denominador la postergación y empobrecimiento de las masas populares y la degradación de las estructuras políticas tradicionales quienes siempre son culpadas de la decadencia en forma exclusiva dejando fuera a otros factores como lo son los poderes económicos, financieros y de organizaciones no gubernamentales como por ejemplo las iglesias, medios de comunicación y asociaciones profesionales. En nuestro país, sobre todo después de la última dictadura militar, se sentaron las bases para que la puja por el poder entre el campo nacional y popular  y los factores relacionados con la banca internacional, los intereses neocoloniales y la economía concentrada nacional representada por la nueva oligarquía nacional, no termine de resolverse sometiéndonos a un efecto pendular que produce el estancamiento con períodos mas o menos largos en uno u otro sentido pero que en los casi 40 años de democracia ha tenido un balance negativo en cuanto a las posibilidades de superación de las grandes mayorías populares e incluso de una clase media que parece no comprender el mecanismo que la lleva a su empobrecimiento.

A pesar de esta situación de virtual empate que, si bien ha tenido como dije un balance favorable a los sectores concentrados de la economía, afortunadamente también se han logrado instalar en el imaginario colectivo popular ciertos valores que vienen desde el fondo de la historia con aportes que vienen desde los padres fundadores de la patria pasando por sus pensadores  decimonónicos, los gobiernos populares del siglo XX, en especial el peronismo y por último con una experiencia positiva reciente con el kirchnerismo que los mantiene en alto junto a otros espacios democráticos. Esta circunstancia ha llevado también a la derecha a percibir la imposibilidad de superar definitivamente este estado de cosas y más aún por el hecho de que su aliado exterior EEUU está en una clara decadencia y pérdida de hegemonía lo que la ha llevado a un discontinuo interés por su “patio trasero” quitando peso a su influencia en la alianza con sus socios vernáculos y antipopulares.

La derecha argentina no es como, por lo menos apresuradamente, caracterizó el periodista José Natanson al Pro y la alianza Cambiemos, la nueva derecha democrática. El gobierno de Mauricio Macri en alianza con el extraviado radicalismo no ha sido solamente un muestrario de prácticas antidemocráticas mientras gobernó mostrando en nombre de qué intereses lo hacía y que métodos estaba dispuesto a utilizar sino que también fue configurando la idea de los mecanismos que pretendía instaurar para conservar el poder. Un poder judicial cuyas instancias principales les responden de forma obscena, el condicionamiento económico establecido a través de la destrucción del aparato productivo y el endeudamiento extremo tanto con el sector privado como con el FMI y una sociedad partida al medio artificialmente gracias al discurso de odio contra el peronismo y las minorías, el empobrecimiento de grandes porciones de la población, la sobrevaloración del desarrollo individual, el desmantelamiento de los sistemas educativos y formativos y el control de sistema comunicacional prefiguran la plataforma perfecta para que, ante el debilitamiento de la nueva experiencia nacional y popular, el retorno sea en búsqueda de la ruptura del equilibrio político esta vez de forma profunda y definitiva sin ahorrar miseria, persecución y eliminación de derechos.

No es que los elementos antidemocráticos, violentos y de odio no tengan presencia de manera constante en la historia de los pueblos. Lo que si es cierto es que la conjunción de ciertas circunstancias hace que esos elementos tomen vida y las paredes del huevo en donde se hallan contenidas se transparenten y se adelgacen preparando su eclosión. Fue, por ejemplo, a partir de la crisis de la resolución 125 en que los poderes fácticos olieron la posibilidad de un nuevo acceso al poder, vieron algunas grietas en los diques de contención y decidieron actuar. No es cierto que no existieran antes. Estaban escondidos detrás de la corrección política y contenidos por la voluntad popular y la cercanía de los hechos que en 2001 los había expuesto como sus responsables directos.

las barreras inhibitorias han caído y se muestran con su monstruosa cara aunque la sociedad en general pareciera que aún no alcanza a asociar sus horribles muecas como piezas de la misma maquinaria. Sus referentes piden metra para los sectores populares, bala para los pueblos originarios como lo hicieron Florencia Arieto y Luis Esperto sincerando su postura antiderechos como fue el caso del ex diputado del PRO Nicolás Massot declarando que la discusión sobre el derecho al aborto aún no está cerrado y desde los medios construyendo un enemigo sobre quien descargar el odio de quienes, paradójicamente, hace apenas unos años se beneficiaron de las políticas del espacio al que hoy aborrecen son el embrión del monstruo que nos espera en la puerta del futuro si permitimos su nacimiento.

En nuestra provincia, un comisario reivindica públicamente a Jorge Rafael Videla y hasta ahora, solo provoca un sumario interno, pero ya lo vimos la semana anterior en una intendenta bonaerense quien aún sigue en su cargo, un trabajador muerto por una agresión durante un paro patronal de transportistas, imaginemos que hubiera pasado si hubiera sido al revés, y a nivel internacional la corte suprema de los EEUU retrocediendo 50 años al eliminar el derecho al aborto sumando dramatismo el hecho de que el principal argumentador de esta negación de derechos es un juez afroamericano casado con una mujer blanca si se me permite tal caracterización. Cosas vederes.

El politólogo mendocino Rubén Mellado, en la revista contrahegemonía web del 13/09/21 nos dice “Estamos en tiempos de “fascismo societal” (tal la caracterización de Sousa Santos) donde la política se reduce a algunos pocos caracteres en redes de odio, creemos que es prudente advertir acerca de la peligrosidad que implica la pérdida de sentido y responsabilidad sobre lo dicho y hecho”.

Como en la Alemania de entre guerras en la que su culto pueblo y un degradado sistema político en condiciones de agobio soslayaban las señales que solo unos pocos alcanzaban a ver, también en la Argentina de los 70 del siglo pasado estaban a la vista y desembocaron en la peor dictadura de nuestra historia. Nuevamente se han creado en nuestro país, y en otros países del mundo desarrollado, las condiciones para que emerjan a salvo de los pueblos y sin que los sistemas democráticos atinen a conjurarlos por el imperio de sus instituciones que se encuentran debilitadas los huevos de serpiente que nos dejan ver a través de su traslúcidas paredes a los abominables enemigos de la patria. Estamos a tiempo de interrumpir la incubación, pero no tanto.

En tiempos de “fascismo societal” (tal la caracterización de Sousa Santos) donde la política se reduce a algunos pocos caracteres en redes de odio, creemos que es prudente advertir acerca de la peligrosidad que implica la pérdida de sentido y responsabilidad sobre lo dicho.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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