El antídoto

(Por Carlos Resio) Hoy conmemoramos, me gusta el término conmemora porque no me hace sentir solo como rememora, un nuevo aniversario del golpe de estado y aquellos que estamos convencidos que el camino es la democracia, la inclusión, la igualdad  la solidaridad para conseguir una patria grande para todos y todas nos reunimos para sostener los conceptos de memoria, verdad y justicia que nos legaron tantos, tantas compañeros y compañeras, las madres y las abuelas. Lo sentimos como un mandato inexcusable, como una actitud que nos dignifica.

Carlos Resio en La 99.3 el 24 de marzo de 2021

La dictadura instaurada en 1976, que se presentó con la máscara de la defensa de los valores cristianos y occidentales, tan caros a cierta clase media, venía en realidad a dejar, de una vez por todas, el campo orégano para la instauración de las políticas de dependencia que, durante décadas y después del reacomodamiento de posguerra, encontraban una porfiada resistencia en el peronismo, la teología de la liberación y las organizaciones de izquierda que a pesar del coyuntural desorden político y a espiral de violencia después de la muerte de Perón en 1974 buscaban por diferentes caminos la construcción y el desarrollo de una Patria Grande para todos y todas. La resistencia luchaba contra la Hidra de Lerna y a cada cabeza cortada le crecieron dos a cual mas violenta. El mandato del poder que vino a ejecutar la masacre fue, “hagan lo que tengan que hacer, pero háganlo rápido”. La violencia homicida fue el camino y lo indecible se convirtió en la regla.

En estos días vi en un diagrama las proporciones etarias entre los detenidos desaparecidos y muertos por la represión y me impresionó la proporción del 29% ocupada por la franja que va de los 14 a los 18 años. Sobre todo porque en esa franja es en la que me encontraba en esos años. La porción que corresponde a las edades que van de los 19 a los 24 años suman el 48 %. Casi 8 de cada 10 detenidos desaparecidos tenían menos de 24 años. La ferocidad y el ensañamiento sobre ese colectivo etario no fueron casuales, proyectaron sus consecuencias hasta hoy. Porque aquellos jóvenes comprometidos con su hora y que hoy no están fueron elegidos por su compromiso y dejaron una cicatriz que no fue reparada y que cuesta cerrar.

La lucha por la memoria la verdad y la justicia, si bien ha sabido prevalecer, ha tenido embates y obstáculos de todo tipo y pareciera a veces desfallecer. Pareciera que es un fenómeno mundial. Allí están aflorando los neonazis en Alemania y los países centroeuropeos, las milicias racistas en EEUU, las bandas fascistas en Italia y España. En nuestro país, el lawfare campea y expresiones de la derecha violenta empiezan a escucharse.

El presidente Alberto Fernándezen su discurso en ocasión de la entrega del premio Juana Azurduy a las Aadres y Abuelas de plaza de Mayo por su lucha en favor de los ddhh se preguntaba si no tenemos que hacer docencia para que las nuevas generaciones entiendan lo que pasó en esos años. Pregunta retórica si las hay. ¡Claro que tenemos que hacer docencia! Es una de las deudas de la democracia, como política de estado, ya que no ha sido suficiente lo hecho hasta ahora para que todos los jóvenes de hoy sientan empatía con sus pares de entonces. No ha sido suficiente la incorporación de la efeméride en la currícula para que les niñes comprendan que su libertad está parada sobre el sacrificio de aquellos compañeros y compañeras que lucharon por ella antes. Es necesario profundizar. Educar en este sentido es fortalecer la democracia y establecer un reaseguro contra la violencia fascista y los intereses anti populares. Así lo ha hecho Alemania, que recién después de bien entrada la década del 70 pudo apropiarse del concepto de Holocausto para hacerlo comprender a sus niños desde las primeras letras. Gracias a esta determinación, si bien la lucha contra las ultra derechas y bandas de neonazis a veces parece perderse, es que la sociedad alemana siente profunda repulsión por las expresiones de la violencia. Su sistema educativo prevé la neutralización de mentiras, tergiversaciones y negacionismos con que algunos sectores intentan regresar. También su legislación es severa en este sentido.

La pregunta del presidente tiene una única respuesta, es indispensable y urgente que nuestro sistema educativo se encargue de formar ciudadanos antes que “gente que cree trabajo y gente que disfrute de la incertidumbre”, como dijo el inefable ex ministro del gobierno de Cambiemos, Esteban Bulrich. Solo de esta forma, el vacío que dejaron los jóvenes muertos por los asesinos podrá empezar a cubrirse a fuerza del aprendizaje.Aprendizaje nutrido por el sacrificio de quienes les fue arrebatada la vida sólo por el hecho de ser solidarios y querer un mundo mejor y el testimonio y legado  de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Mientras tanto nos dicen que no debemos llevar la política a las aulas y al mismo tiempo son comunes y aceptamos las imágenes religiosas en la escuela pública y que a los niños y niñas se les enseñe que hay que ser buenos para ir al cielo.

La democracia se mejora con más democracia y el antídoto contra el mensaje del odio vendrá. Sepamos que entre nosotros están quienes aún no se deciden a mostrarse con su mas espantosa cara pero ahí están, acechando. Pero no conseguiremos consolidar el antídoto si nuestros ciudadanos no son formados para la democracia y al igual que el sobrino de Hércules será, la educación en este sentido,la que cauterice los cuellos cortados a la Hidra para lograr así su muerte definitiva.

Carlos Resio

Para analizar, reflexionar y debatir el ideario del Manifiesto Argentino, Carlos Resio, integrante de la Mesa Ejecutiva de la organización que conduce Mempo Giardinelli, comparte propuestas de la agenda pública en su columna semanal de cada miércoles, a las 7,30 en el programa Contala como quieras, en La 99.3

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