Cuando un amigo se va… queda Toto

(Por Beto Zeppa) En una jornada que cerró con el dólar al borde los $ 28,50, el presidente Mauricio Macri desplazó ayer a Federico Sturzenegger de la presidencia del Banco Central (BCRA), designó en su lugar al hasta entonces ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, y anunció la fusión de esta cartera con la de Hacienda, que sigue a cargo de Nicolás Dujovne.

Datos duros que la media sanción aprobada en Diputados al proyecto de legalización del aborto colocaron en segundo plano pero alertan sobre un cuadro alarmante: un gobierno que apuesta a un hombre que ”jugaba en la Champions League” del mundo de las finanzas (al decir del jefe de Gabinete, Marcos Peña) para manejar la política monetaria, concebida ésta como la madre de todas las batallas contra la inflación.

Todo en el tramo final de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que el organismo conceda el préstamo de 50.000 millones de dólares (ayer mismo se había hecho pública la carta de intención enviada a Christine Lagarde con las firmas de Dujovne y Sturzenegger), y el mismo día que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) anunciaba que la inflación en los cinco primeros meses del año trepó al 12 por ciento.

Caballerosamente, Sturzenegger atribuyó a ”diversos factores que fueron deteriorando mi credibilidad” su formal renuncia, aceptada por Macri. Lo que fuera de protocolos se sabe su expulsión hace evidente que el ex secretario de Política Económica entre marzo y noviembre de 2001, bajo la batuta de Domingo Felipe Cavallo, cumplió el papel de fusible de todo un equipo con la credibilidad deteriorada entre los actores del mismo mercado en el que apoyaron su manejo de la economía.

Sturzenegger deja atrás una errática política monetaria que en el último mes y medio se desprendió de 12.000 millones de dólares de las reservas para frenar una escalada del dólar que en el mismo lapso pasó de 20 a 28,50 pesos. Una dilapidación del dinero público, la mayor parte de él obtenido con el mayor endeudamiento en tiempo récord en la historia argentina.

En su lugar Macri pone a su amigo Toto, hombre de empresas offshore con las que no puede explicar su vínculo, negociador clave en el acuerdo que a comienzos de su gestión les pagó casi 10.000 millones de dólares a los fondos buitre para “sacar al país del default” y artífice de la más grande colocación de bonos con respaldo argentino en moneda extranjera. Como lo definió ayer mismo el economista ultraortodoxo José Luis Espert: “Cometió la irresponsabilidad de hacernos campeones mundiales en la emisión de deuda externa.”

Entre los desafíos inmediatos Toto tendrá que frenar la corrida del dólar, que en lo que va del año ya trepó más de 50%, y desarmar un paquete de Lebacs de más de $ 530.000 millones que vencen el martes próximo y amenazan convertirse en un nuevo trampolín para el billete verde.

Sus antecedentes en la Champions, “no en Aldosivi” (al decir también de Marcos Peña), llevaron a Toto al sillón de Reconquista, como se le llama en la jerga «City» a la presidencia del Central. Una invitación a unirse a los deseos de Espert: “Más vale que con la emisión monetaria haga la inversa de lo que hizo con la deuda pública.”

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